Ecuador, 1852

13 de septiembre de 2008

En 1852, a raíz de la derrota del caudillo Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros y en un lapso de solo dos semanas, Juan Bautista Alberdi escribió su célebre texto Bases, de probada influencia para la redacción de la Constitución argentina de 1853. En esta obra, Alberdi entiende que las libertades civiles se resuelven en libertades económicas a cuyo número pertenecen las “de adquirir, enajenar, trabajar, navegar, comerciar, transitar y ejercer toda industria” y desprecia las libertades políticas, a las que denomina “instrumento de inquietud y de ambición” e impropias “para pueblos que solo saben emplearlas en crear sus propios tiranos”.

Es curioso constatar que este ideario de Alberdi (acaso sin conocerlo) tiene plena vigencia en nuestra sociedad. Anticipo que no es difícil suponer un importante número de argumentos para criticar el proyecto de nueva Constitución (y justo es reconocer, asimismo, que varios columnistas han formulado lúcidos análisis al respecto). Sin embargo, una buen parte de los hacedores de opinión pública que lo critican se entretienen en referirnos cosas tales como que este no es devoto de la protección a las libertades económicas y que defiende en demasía esas libertades civiles y de participación que no corresponde defender o que no son útiles para el desarrollo.

Entrémosle a las libertades civiles. El proyecto de nueva Constitución ha exacerbado el conservadurismo de cierta oposición (abanderado, en buena medida, por las iglesias católica y evangélica) que sostiene que en la sociedad ecuatoriana no corresponde defender las libertades civiles que otras sociedades han adoptado (la mayoría de ellas del primer mundo el que, curiosamente, en materia de economía casi siempre es ejemplar pero en materia de moral casi nunca, y también de no pocos países de la región) como las libertades de la unión homosexual, de consumir sustancias estupefacientes y psicotrópicas y de abortar: en pocas palabras, una oposición reaccionaria.

En materia de participación: en tiempos de Alberdi (cuyo ideario participa del racismo), sus palabras en contra de la participación de los ciudadanos en la administración pública no eran extrañas. Hoy serían, simplemente, impresentables. Puede entonces que no sea accidental (porque sobre este hecho no pueden construirse esos enjundiosos discursos morales) que esta oposición eluda cualquier referencia a la participación de los ciudadanos en el proyecto de nueva Constitución: porque no lo pueden criticar en los términos de Alberdi pero tampoco pueden reconocérsele sus bondades, tiene la palabra el silencio.

Finalmente, en materia de libertades económicas: en los tiempos de Alberdi la Constitución postulaba un Estado liberal de derecho: los agentes económicos actuaban libremente y procuraban por sí mismos la protección de sus derechos. Este diseño institucional pertenece al siglo XIX y sus consecuencias son de sobra conocidas. En las sociedades contemporáneas, cuyos estados sociales de derecho garantizan derechos económicos y sociales a sus ciudadanos, se requiere la intervención del Estado para asegurarles a estos el cumplimiento de esos derechos que la propia Constitución garantiza. El ideario de las libertades económicas a ultranza padece alrededor de siglo y medio de retraso.

Que la ideología de una importante porción de la oposición se corresponda con el ideario de un libro que este mes de mayo cumplió 156 años debería llamarnos mucho la atención. Y si somos conscientes, incluso, debería entristecernos un poco.

11 comentarios:

Chica Cosmo dijo...

Este artículo deja brillantemente al descubierto lo grande que les queda la palabra libertad a los que la circunscriben al ámbito económico (¿derechistas les llaman?), pero me pregunto si "Ecuador, 1852" no es un tanto injusto.

Elaboro un poco, Quito es un modelo de ciudad que se construye sobre una base menos restrictiva (¿cuándo han visto un guardia de seguridad privada o cerramientos en la Carolina?) y si bien no se puede decir que todos los quiteños sean de mentalidad abierta (abundan los fanáticos del estilo de inversión sin alegría de Nebó) sí creo que quedaba más acurate el título "Guayaquil, 1852" porque ese es el modelo 100% alberdiano.

Chica Cosmo dijo...

accurate, my bad

Anónimo dijo...

Y es penoso que los progres ecuatorianos, colectivistas sin pausa, quieran diluirse en el clan, la tribu, la nación o el partido.... Pena, pena, pena,...
La pachamama, Sumak Kawsai,derechos colectivos,justicia indígena, regreso al Tahuantinsuyo y unos piensan en ciento y pico de años, ayy los progres, socio listos para socializar la pobreza en el plan!!

Xavier dijo...

Querida Christine, coincido en que el modelo alberdiano tiene mayor peso ideológico en GYE. Pero este preciso detalle no empece el que las críticas al proyecto de nueva Constitución tienen estas deficiencias tout court y el título de mi artículo se quiere hacer cargo de esa realidad. Por cierto, me acabas de regalar una idea.
Anónimo: ¿"diluirse en el clan, la tribu, la nación o el partido", "regreso al Tahuantinsuyo"? Ummmm. Pareces compartir los tristes atributos de la oposición que en esta página se critica. Te invito a que le des contenido a tus comentarios para que enriquezcas el necesario debate. Salute.

Anónimo dijo...

MMMM el problema es que sobre estos temas tú solo recurres al argumento de autoridad y citas los trabajos de un tercero acerca del multiculturalismo preparado para no se q caso de la CIDH. Es decir, el que anda penando de argumentos propios eres tú. Como todo progre, pura intención creadora de miseria...ayyy cómo extrañas el tahuantinsuyo Xavier, cómo extrañas el derecho no escrito y auténtico del clan indígena...que lindo volver al Sumak Kawsai y me pides argumentos y luego defiendes la libertad individual, pero cómo defenderla en un sistema que por el solo hecho de ser indígena te prohíbe vender tu terreno, o por el solo hecho de ser indígena te ubica en una posición inferior a la tribu...ay estos progres irredentos carentes de argumentos, CLAN, TRIBY, GREY, penuría, argumentos de autoridad... Eres como los alcaldes y prefectos, rendidos por la política clientelar de este régimen, otrora a la política clientelar del PSC, y dices que hay renovación....

Xavier dijo...

Ummmmm, otro anónimo (¿o será el mismo?, el estilo primario de redacción parece indicar que sí lo es) que no se toma la molestia de sustentar todo aquello que me atribuye. Si esto te entretiene, anónimo, bien por ti. A mi no me toca. Pero ánimo: si sigues escribiendo puede que termines por desarrollar alguna idea, por más primaria que sea. En todo caso, recibe mis mejores saludos y me tienes siempre a disposición para debatir los temas que quieras, siempre que te molestes en persarlos un chance. Suerte, Salute.

Anónimo dijo...

Héchate al ruedo Xavier, manifiéstate, dilo no más, no tengas miedo de criticar al presidente, no pases a la historia como los tantos que se subieron a la camioneta del Gran Hermano. Sólo atacas y no te defiendes. Una postura, un editorial fuerte en contra del gobierno, tienes más material para deleitarte escribiendo contra el gobierno que contra el otrora poderoso Nebo... Dale hombre no se ahueve, o qué paso en Dayuma, por qué no una comisión de la verdad ahí? Qué pasó con los pativideos? Dónde est''an los responsables? Y mil cosas más....dele maestro.

Xavier dijo...

Anónimo: son curiosos los temas que me propones para el debate: ¿una comisión de la verdad para Dayuma? Ummmmm, lo de Dayuma está mal (lo expresé en una columna de opinión cuando sucedió) pero moléstate en leer un poco de lo que se trata una Comisión de la Verdad (en esta bitácora encuentras alguna información relevante o búscala en la ciberpágina www.truthcommission.org). Lo de los pativideos, anónimo, no dudo que merezca críticas... en febrero o marzo de 2007, cuando sucedieron y eran temas de actualidad. No le concedo ninguna relevancia a ese tema para el necesario debate que tiene que plantearse en este país. Tengo la convicción de que para los tiempos que corren (y de ahí mi preocupación de escribir sobre esos temas en esta bitácora y en mi columna en El Universo) es importante debatir el tema constitucional al que personas cuya capacidad de razonamiento no suele abandonar los lugares comunes, los adjetivos facilones y la simpleza de sus ideas (me refiero, por ejemplo, a otro anónimo que acá escribe que espero que no seas tú mismo porque cometes el mismo error de escribir echar con "h") lo descalifican sin mayor análisis. Ese es el debate que tengo interés de plantear y que suscribo. Saludos.

Luis dijo...

En lo concerniente al tema del multiculturalismo y la cita que hace Xavier a parte del fallo de la Corte, me es preciso indicar que lo que se enuncia allí es una descricpción de una forma de vida ancestral, de una cosmovisión distinta. Luego no cabe, de un argumento meramente descriptivo, justificar acciones o decisiones.
Xavier, pediste que lea dicho texto, pues resumía la posición que sostienes, no obstante, aun siendo verdaderas las proposiciones de dicho experto (algo que no lo dudo), ¿por qué debo yo valorar como algo positivo dicha práctica ancestral?
Lo que es, no necesariamente debe ser, insisto.
Esa clase de argumentación lejos está de ser moral, es como querer justificar una mala conducta bajo el argumento de que TODO EL MUNDO LO HACE.

Saludos

Xavier dijo...

Luis, una descripción de la realidad es útil para justificar las acciones que se tomarán en función de esa realidad.
En adición, no se trata de que lo juzgues tú como algo positivo sino que lo entiendas como hechos antropológicos que no pueden desconocerse al momento de adjudicar el derecho.
Una aclaración adicional: la pertenencia a una cultura no es un destino. El nacer en una cultura determinada no lo obliga a uno a permanecer en aquella como tampoco obliga a nadie que no sea parte de esa cultura a someterse a sus prácticas (judiciales o de cualquier otra índole). Te recomiendo que busques en Google estas dos sentencias de la Corte Constitucional de Colombia sobre pluriculturalismo y derechos humanos, que ilustran esta posición: las sentencias T-349 de 1996 y T-523 de 1997 (con que pongas "corte constitucional" y los datos de la sentencia es suficiente). Saludos y sigamos.

Luis dijo...

Creo que por el carácter universal que revisten los DDHH deben imponerse a cualquier realidad concreta. Así como no estaríamos de acuerdo en aceptar el argumento del multiculturalismo en el caso concreto de las tribus africanas que practican ancestralmente la extirpación del clítoris, tampoco deberíamos estar de acuerdo en promover prácticas médicas, por ancestrales, que no guarden conformidad con los estándares básicos de la ciencia médica occidental, y así con otras conductas causantes de estados de cosas, para la moral crítica, indeseadas.
De hecho, el otorgarle personalidad jurídica a ciertos individuos pertenecientes a entes colectivos ancestrales, ya supone una intromisión cultural. Precisamente los DDHH fueron inventados para motivar conductas deseadas en lugares donde no se practicaban.

Saludos.