24 de agosto, 10 años, dos charlas, una milonga

24 de agosto de 2009

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El 24 de agosto de 1999 (lo recuerdo con precisión porque era el centenario del nacimiento de Borges) dicté una charla en un congreso de derecho internacional que se celebró en Mendoza, Argentina. La charla fue sobre la despenalización de las drogas y provocó una interesante polémica que se debatió en concurrido taller. Hoy, precisos diez años después, en Ciudad de Panamá, dicté otra. Ésta, sobre el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, en cuya sesión inaugural (porque el asunto durará 5 días) hablamos sobre las relaciones entre el principio de no intervención y la protección de los derechos humanos (con énfasis en la experiencia latinoamericana), entre el derecho internacional y los derechos internos de los Estados, entre el derecho internacional regional (sistema interamericano) y el derecho internacional universal (sistema de Naciones Unidas), entre el sistema regional interamericano de protección de los derechos humanos y el sistema regional europeo ídem, entre la relación jurídica entre el individuo y el Estado, para terminar la intervención con una breve mención a la historia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su función de protección de los derechos humanos. Salió muy bien, buen diálogo, buen ambiente.

10 años pasaron: más curtido, pero con similares ganas de sorprenderme como cuando era pibe, como cuando leí, por ejemplo (para seguir con Borges en este día de su natalicio) el primer poema que de Borges yo leí, en una enciclopedia Salvat infantil que todavía conservo y que me despertó la curiosidad y el gusto por la literatura. Una milonga, la de Borges, cuya música compuso el enorme Aníbal Troilo y que, por una razón obvia, sentí cercana (vídeo con sentido rasgado de guitarra, in fine).

Milonga de Manuel Flores

Manuel Flores va a morir,
eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

Y sin embargo me duele
decirle adiós a la vida,
esa cosa tan de siempre,
tan dulce y tan conocida.

Miro en el alba mis manos,
miro en las manos las venas;
con extrañeza las miro
como si fueran ajenas.

Vendrán los cuatro balazos
y con los cuatro el olvido;
lo dijo el sabio Merlín:
morir es haber nacido.

¡Cuánto cosa en su camino
estos ojos habrán visto!
Quién sabe lo que verán
después que me juzgue Cristo.

Manuel Flores va a morir,
eso es moneda corriente:
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

1 comentarios:

Curro Toral dijo...

Ese también fue el primer poema que leí de Borges, puntualmente en la misma colección Salvat que citas. En esa línea también habría que mencionar que para un futuro post, no se puede obviar el imperdible libro de preguntas y respuestas de Carlitos o de un modo más acotado "la enciclopedia de Snoopy", portentosa fuente de sabiduría que modeló nuestra primera curiosidad infantil por la ciencia y la cultura.