3 de agosto de 2009

El amante (Pinter)


Ayer domingo en la noche fuimos en alegre comitiva al teatro en Las Peñas. La obra era El amante del inglés Harold Pinter. Pensamos, torpemente pensamos, que podíamos llegar un poco antes de las 20h30 y conseguir tres entradas y buenos puestos. Acaso lo pensamos así porque el teatro es una actividad de la que sospechábamos que tendría una escasa o, como mucho, una regular acogida en Guayaquil; en todo caso, una obra de Harold Pinter en esta ciudad, a la que suele calificársela acaso sin pensárselo demasiado como “ciudad fenicia”, no auspiciaba la idea de un lleno completo, de un yanuai. Pero, ay de nosotros, hombres y mujer de poca fe (el Curro, la Vero y yo) que nos dimos con el canto en los dientes ante la evidencia de ese lleno completo, de ese yanuai. Nos alegramos, en todo caso, de habérnoslo perdido porque este lleno es un incentivo al arte dramático local; porque, además, la pérdida no la fue tanta porque la remediamos con patacones, birras y risas y porque tampoco fue irremediable, en razón de que ya se abrieron cuatro nuevas funciones (del venidero miércoles, en seguidilla hasta el sábado) y es cuestión de solamente agendarse el viaje. Salvo que ahora ya no fundaremos sospechas, ni torpes ni ninguna otra, sino que iremos sobre seguro, con la correspondiente reserva. Todavía no sabemos el día: algo hay que dejarle siempre al azar.

Notas de prensa locales sobre la obra, la de Carlos Ycaza en El Universo y la de diario Expreso. Sobre Harold Pinter, para volear un rato, su discurso de recepción del Nobel, premio que obtuvo en el 2005: acá, en el inglés original, acá traducido al español. Acá, su ciberpágina oficial. Pinter falleció de cáncer, en diciembre del año pasado.

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