10 de agosto de 2009

El fútbol a partir del camerino

No me refiero (aunque sería un excelente tema) al fútbol que se comenta en El camerino, el programa en el que participa el amigo Diego Arcos en CD7. Me refiero en esta ocasión a esta buena entrevista a Juan Vicente Lezcano que publicó diario El Universo el día de ayer, en la que este jugador paraguayo del Peñarol de Uruguay de la época gloriosa de Alberto Spencer recuerda que ese equipo era “el mejor equipo que integré en mi vida, tenía un vestuario bárbaro, un compañerismo… Todos luchaban para todos, a un mismo ritmo”, era un equipo donde se practicaba la solidaridad, con un técnico como Roque Gastón Máspoli, que “te hacía sentir el cariño. Mantenía la alegría en el vestuario”.

Esas palabras resumen lo que me apasiona del fútbol, precisamente, su dimensión comunitaria, la que empieza antes de saltar al césped, en el camerino, con el compañerismo y la alegría entre los miembros de esa comunidad deportiva (una dimensión comunitaria que incluso puede proyectarse al ámbito social -recuérdese el ejemplo de la Democracia Corinthiana, acá como se lo publicó en Fútbol Rebelde, por acá, en una versión más larga que publiqué en esta bitácora) y que no anula la proyección individual de ninguno de ellos. Para no salirnos de ese Peñarol exitoso y comunitario, recordemos a su goleador insignia, al Negro Alberto, quien declaró que los jugadores ecuatorianos “siempre jugaban bien, pero de repente se acordaban que eran ecuatorianos y ¡zas!, ahí se complicaba”. Pero él, como ecuatoriano, no participó de esa mediocridad: “Nunca me achiqué. Uruguay era una potencia futbolística y, sin embargo, nunca me amilané y le di para adelante”, acá. Spencer le dio para adelante y creció como jugador para alcanzar 2 copas intercontinentales, 3 copas libertadores, 8 campeonatos nacionales (7 uruguayos, 1 ecuatoriano), ser el segundo goleador de la copa intercontinental (que en los sesenta se la llamaba atlantic-copa –atención al minuto 0:56 del segundo vídeo) y el máximo goleador histórico de la copa libertadores, con 54 goles (48 con Peñarol, 6 con Barcelona S.C.), torneo que este año, en su 50mo aniversario, instituyó el Trofeo Alberto Spencer al goleador del certamen. Ser un Spencer no implica serlo a despecho de los demás miembros de la comunidad en la que se participa (como sugiere la fría lógica de la competencia que suele mirar a los otros como potenciales enemigos) sino que presupone a los otros como necesarios para serlo, en un crecimiento colectivo (Spencer gana lo que el Peñarol gana), en una fábrica de belleza (siempre viene a bien recordarla, acá, expresada por aquel a quien tanto envidio) y de buenos recuerdos. Sobre esto último, reléase, sino, la entrevista a Lezcano, acá.

Al fútbol lo quiere empañar el nacionalismo imbécil, la violencia estúpida, la corrupción y el envilecimiento de quienes lo pretenden convertir en pingüe negocio a despecho de su belleza. Pero la pelota (lo dijo un enviado) “no se mancha”. Siempre habrá la belleza de lo pequeño, de la comunidad, de la solidaridad, de la amistad, de la alegría, ante la que los imbéciles, los estúpidos, los corruptos y los viles, nada pueden ni podrán hacer porque “empañan, sin marcharla, la hermosura” de este deporte. Esa comunidad, esa solidaridad, esa amistad, no anula la libertad de cada uno de sus integrantes: es su presupuesto necesario. Lo prueba Alberto, ese grande del que todavía tanto tenemos que aprender.

P.S.- Dos vídeos del ’66, glorioso año para Peñarol, campeón de la copa libertadores y de la copa intercontinental (tres goles del virtuoso Spencer –“hay que abrigarse, señora”):



3 comentarios:

  1. Habría que dedicarle el tango "por una cabeza" a "cabeza mágica". Justo estoy leyendo un libro de él. Después de Artigas, el 2do lugar entre los ídolos de los uruguayos.

    Saludos

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  2. definitivamente ha sido el mejor jugador de los tiempos, no tanto por sus logros, sino por su gran corazon y verdadera vision,mas que de un deportista, de un ser humano. Grande Spencer!!!.

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  3. La gran generacion de ciudadanos que pertenecieron al mundo, hombres y mujeres que trascendieron. Para el futbol ecuatoriano un gran orgullo Spencer, no habra otro tiempo como el de Spencer, no habra entonces otro como Spencer...........

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