Dos razones para andar liviano

20 de noviembre de 2009

“Es posible que mañana muera, y en la tierra no quedará nadie que me haya comprendido por completo. Unos me considerarán peor y otros mejor de lo que soy. Algunos dirán que era una buena persona; otros, que era un canalla. Pero las dos opiniones serán igualmente equivocadas”.
(Mijail Iurevitch Lérmontov, Un héroe de nuestro tiempo –epígrafe de Abbadón, el exterminador, de Ernesto Sábato)

“Borges, comentando los ataques de Carlyle a Lamb y los sonetos vindicativos de Swimburne (donde éste llama a Carlyle: ‘esa víbora muerta’): todas estas polémicas literarias son como efusiones de sangre en el teatro: después nadie muere. En una misma posteridad –por ejemplo, la conciencia de una misma persona-, en una misma admiración y en un mismo afecto, conviven Lamb, Carlyle y Swinburne”.
(Adolfo Bioy Casares, De jardines ajenos)

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