En “La maldición blanca”, Eduardo Galeano escribe que Haití (un país que tiene entre sus pecados el delito de la dignidad) suele ser un país invisible “hasta la próxima carnicería”. En esta ocasión, la naturaleza venció el triste pronóstico de Galeano y fue hasta el próximo terremoto, el que sucedió este 12 de enero, que volvimos a visibilizar a Haití. Pero claro, visibilizarlo no implica empezar a entenderlo, porque resulta siempre más sencillo hacerle zapping a esta desgracia o atribuírsela (como lo hacen este par de profundos imbéciles) a un pacto con el demonio o a los africanos (WTF?). Para eludir el zapping o la profunda imbecilidad, o mejor dicho, con el propósito de empezar a entender un poquito a Haití, este artículo que recoge opiniones de Quigley, Concannon y Klein y este otro de Randall Robinson, publicados en DemocracyNow, pueden resultarles útiles.
Imagen: Para el diario Súper el que Dios se haya olvidado de Haití y que esta jovenaza esté "tan rica como un pan" (gran verbo) son dos tipos de desesperaciones contiguas pero diferentes, supongo yo.
ese editorial q escribió nelsa curbelo sobre haití el día de hoy, estuvo profundo, hermoso.
ResponderEliminarBien, Nelsa, gobernó. Salute, PQ.
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