Maderita de garroteros uniformados

16 de enero de 2010


Eso es lo que es la Policía Metropolitana, la querida pretoriana del bigotón fenicio-franquista. No contenta con golpear a los informales (lo que merece loas o complacencia de su acrítico aliado, que en esos casos adopta el seudónimo de “El Perverso, el mayor obsecuente de la política local”, véase acá y acá, .e.g.) ahora arremete con brutal espíritu de cuerpo contra otras autoridades (en número de un aproximado centenar de pretorianos vs. ocho miembros de la CTG, acá y acá). Honestamente, no creo que el bigotón fenicio-franquista tome cartas en el asunto; los dichos de su subalterno Narváez (los que ya no recogió El Universo, que no en vano la tiene adentro) permiten vislumbrar que se hará el pendejo.

Los espejismos de adoquín, la condición de turista como ideal de ciudadanía, la mano dura represiva y anti-democrática (de lo que se encarga, con brutal eficiencia, la pretoriana): tres facetas del miedo a una libertad que las autoridades invocan ad nauseam sin entenderla, para mejor aplacarla en quienes no son como ellos. Nada nuevo bajo este sol tropical (ni siquiera varía un poco la obsecuencia de quienes se llaman a sí mismos “libres e independientes”, ja).

Imagen: El referente básico de la conducta de la pretoriana. Las únicas variaciones son el uniforme azul y que la brutalidad de los pretorianos tiene cariz institucional (lo que garantiza un ejercicio más eficiente de su brutalidad, ad maiorem Nebot gloriam)

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