Leído en Descanso de caminantes, de Adolfo Bioy Casares:
“No hablo por lo que me pasa ahora, que estoy viejo y ya no atraigo a las mujeres; hablo por la experiencia de toda la vida. El que tiene a una sola mujer, probablemente a través del comportamiento deja que ésta intuya la situación y se condena a desatenciones, descuidos, abandonos, postergaciones. Parecería que la mujer sólo ama para conseguir sucesivamente al hombre, al marido, al testador, para desalojar a una rival o para atarnos a la procreación. Alguna vez, un poco harto de una vida de malabarista con algo de prestidigitador, en la que alternaban dos mujeres que se ignoraban (una se llamaba “lunes, miércoles y viernes”; la otra, “martes, jueves y sábados”; el domingo, para descansar), a las que sumaba una siempre renovada de ocasionales oficiantes, me dije: “Basta de engaños. Ahora tengo a una mujer que me gusta. Voy a darme enteramente a ella. Voy a conocer el verdadero amor”. Conocí días vacíos, algunos embustes y muchas postergaciones; recordé entonces que ya había vivido situaciones análogas. Cuando introduje en mi vida a una segunda concubina, todo mejoró: hasta los amores.
No lo negaré: tiene sus inconvenientes la bigamia. El mayor, sin duda, es que lleva tiempo. Por eso el famoso chiste del viejo encierra una irrebatible verdad. Cuando le preguntaron cómo hacía para dejar satisfechas a tantas mujeres, contestó: ‘Me compré una bicicleta’. En efecto, superada la dificultad provocada por la insoslayable realidad del tiempo, todo son ventajas”.
Es también esta precisa prosa una defensa de la bicicleta y una confirmación de que “tener conciencia de las dificultades es un requisito para superarlas”.
Mucha elegancia de escrito Xavier, ¡gracias!. Además quienes logran tener "dos amores" son, en sí mismos, unos artistas, y ni qué decirlo en ciudades "pequeñas" como Guayaquil, donde tan pequeñas como pacatas, que todo se sabe o dice saber. Creo además, que no debería ser escrito en masculino, también se puede y debería escribir algo similar en femenino, ¿o no recuerdan a Doña Flor y sus dos maridos? :)
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bf, de nada. Era masculina porque Bioy la hace en primera persona ("El descanso de caminantes" es un cuaderno de notas biográficas) pero cabe perfectamente la otra versión.
ResponderEliminarJ., grazie.
Saludos.
Acabo de comprar una bicicleta
ResponderEliminarslds
Miguel Antonio Chávez
Muy bueno lo que escribe el viejito y aunque no soy esposa ni madre, voy a opinar en esta entrada como mujer; pues yo discrepo con las afirmaciones que hacen mis amigas que sí han sido bendecidas (no digamos por lo de sus matrimonios, pero sí por el hecho de ser madres) y, casualmente ayer que nos reunimos, discutimos el tema del desaliño de ellas en casa al recibir a sus esposos y sus desatenciones para con ellos al llegar al hogar).
ResponderEliminarCuriosamente ellas manifiestan que la tarea agotadora de ser madre de niños aún muy pequeños, es la causante de que se despreocupen de ellas mismas e incluso de sus maridos en todos los aspectos, lo cual es obviamente una posible excusa para que sus esposos se busquen amantes.
Yo entiendo que ellas tienen razón cuando aseguran que el hecho de tener que desempeñar un rol como madres, esposas y además algunas de ellas, profesionales, debe ser muy difícil, sin embargo considero que no se pueden despreocupar ni de su aspecto personal, ni del trato, cariño, amor y cuidados a sus esposos.
Con esto, no es que estoy haciendo una "apología de la bigamia" sin embargo opino que entiendo las razones (sin justificarlas) para que ocurran comúnmente en nuestra sociedad.
Saludos,
Pos tampoco soy madre ni esposa, pero del comentario de Psique se ve que con todos esos roles de la mujer actual si no se tiene tiempo ni pa'l marido peor pa'l amante no?
ResponderEliminarAjá! ahora entiendo porque se les hace tan cómodo esto de busca amantes, porque aparte de su trabajo el hombre no tenía más ocupación que llegar a casa y servirse su comida, y saludar a los hijos.
Ahora, sin el factor "hijo", si puedo estar fantasando con ser doña flora con dos maridos :D