23 de febrero de 2016

Los parias de la política nacional


Si una familia podría ser considerada ‘paria’ en la política ecuatoriana, esa es la Bucaram. No recuerdo, por ejemplo, otra propaganda hecha para descalificar a un clan familiar como tal (‘esta vergüenza no debe repetirse’) que la difundida durante la elección presidencial de 1998, en la que terminó por triunfar (tramposamente, en mi opinión) el half-a-brain de Mahuad:
 
 
Dos son los políticos de la familia Bucaram que recibieron la enconada saña del establishment: Assad (1916-1981) y Abdalá (1952). A Assad Bucaram le impidieron el acceso a la Presidencia de la República, a través de un golpe de Estado en 1972 y de un arreglo institucional mañoso en 1978, en ambos casos con el propósito de impedirle que participe como candidato. A Abdalá Bucaram, en cambio, lo sacaron de todos los cargos de relevancia que ocupó: de la Alcaldía de la ciudad más populosa del país en 1985 y de la Presidencia de la República en 1997. Por los juicios que tiene todavía pendientes, Abdalá ha pasado la mayor parte de sus últimos treinta años en Panamá, en calidad de asilado político.

Estos son dos ejemplos de ‘descalificaciones extremas’ hechas por el establishment (impulsadas principalmente por el PSC, sus enemigos jurados en Guayaquil) a políticos ‘díscolos’ que amenazaron con romper los equilibrios de poder en Guayaquil y en el país (en rigor, esto fue una disputa entre facciones). A ambos Bucaram les dieron el trato de parias de la política nacional.

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