Los habitantes de
Guayaquil sabemos que nuestra ciudad se encuentra rodeada por ríos y esteros y soporta
lluvias intensas en invierno: sabemos, en consecuencia, que se encuentra
expuesta a graves riesgos de inundaciones, las que se han registrado de manera ocasional
en Guayaquil.
Los riesgos de inundación
en la ciudad no son menores: de la
información que se tiene, publicada en revistas académicas, el riesgo de
inundación en Guayaquil es alto, porque es la cuarta ciudad en el mundo que sufrirá la mayor cantidad de pérdidas económicas como consecuencias de las inundaciones (1). Tenemos una
idea vaga de todo esto, porque se ha discutido de una manera superficial en los
medios de comunicación; pero, en general, ni las autoridades ni la ciudadanía, le
conceden la importancia que merece. Purito subdesarrollo (2).
A quien menos parece importarle
(paradójicamente, a quien más debería importarle) es a la Alcaldía de Guayaquil,
entidad que mantiene una clara política de corte “ecocida”, puesta de
manifiesto en varias de sus políticas públicas relacionadas con lo ambiental: áreas
verdes, gestión de riesgos, uso del agua, recolección de desechos, conservación
de la naturaleza (una marca registrada de la administración de Jaime Nebot es
la persistente tala de árboles, justificada con argumentos escolares y
soluciones inútiles).
Este quemeimportismo se
pintó de cuerpo entero en una Cumbre Internacional del Medio Ambiente (CIMA) que organizó la Alcaldía de
Guayaquil. Asistí. La Alcaldía participó con un espacio para demostrar la relevancia
que le daba al asunto ambiental el organizador de la cumbre.
El resultado fue bochornoso:
en un espacio desproporcionadamente grande, se parqueó un bus de la Metrovía al
que se podía acceder para observar un video híperpixelado (podían verse los
cuadrados en la pantalla) acerca de los riesgos del cambio climático, en el que
se destacaba como una de sus consecuencias la futura inundación de varias
ciudades alrededor del mundo, tales como Miami, Nueva York y Amsterdam… pero ni
una palabra sobre Guayaquil, sede de la conferencia y cuarta ciudad con más
riesgo de pérdidas económicas por inundaciones a nivel mundial.
Todo estaba mal: la idea,
la ejecución, el bus de la Metrovía (¡?). La puesta en práctica de la idea de
“preocupación ambiental” hecha por la Alcaldía de Guayaquil en el CIMA fue un fiel
reflejo de la mediocridad y de la irresponsabilidad con la que se encaran las
políticas públicas ambientales en la Alcaldía de Guayaquil. Y es por eso es que
tenemos una ciudad entre 5 y 9 grados de temperatura más caliente que lo que debería,
sin drenajes naturales y apenas áreas verdes. Cosa que a nadie parece
importarle. ¡Ah, el subdesarrollo!
(1) Los artículos que he escrito en relación con las inundaciones en Guayaquil pueden leerse en este enlace.
(2) Una de las señales del subdesarrollo es la incapacidad "para relacionar las cosas, acumular experiencia y desarrollarse", como lo destacó Tomás Gutiérrez Alea en 'Memorias del Subdesarrollo', v. 'La posibilidad de una ciudad verde', Xavier Flores Aguirre, 18 de enero de 2016 y 'Un tipo digno', Xavier Flores Aguirre, 23 de abril de 2016.
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