13 de julio de 2016

Reconstruir con "acero vegetal"


En las costas de la zona norte de la provincia de Manabí y en la provincia de Esmeraldas se encuentra la zona de subducción en la que colisionan la placa oceánica de Nazca con la placa continental Sudamericana. 

Fuente: 'Ruptura geológica genera terremotos en la Costa ecuatoriana'.
 
Esta es una zona en la que se han registrado cinco terremotos de los más fuertes que ha sentido el país (1). Frente a las costas de Esmeraldas, el 31 de enero de 1906 se registró un sismo de magnitud 8.8 en la escala de Ritcher (2); durante mucho tiempo (48 años) fue el terremoto más fuerte registrado en el mundo, hasta el registro en 1952 de un terremoto en el Mar de Ojotsk, en las cercanías de la península de Kamchatka, Rusia (3).

En particular, fue devastador el tsunami a consecuencia del terremoto:

“El movimiento del mar que llevó las aguas sobre los altos árboles destruyó centenares de vidas. Fue precedido de un rumor hondo y profundo y el suelo quedó literalmente cubierto de peces y aves” (4). 
Después del terremoto de Pelileo de agosto de 1949 que causó alrededor de 6000 muertos, este terremoto de 1906 es el que ha provocado más víctimas fatales: se calculan entre 1000 y 1500 muertos (5). Este terremoto sucedió hace 110 años, pero nos puede enseñar una lección valiosa.

Según expertos que estudiaron este terremoto (recordemos que durante más de medio siglo fue el más fuerte jamás registrado) indicaron que su efecto pudo haber sido mucho más devastador:

“Si todas estas casas hubieran estado hechas de ladrillos y piedras, toda la ciudad [de Tumaco] habría sido destruida por el primer impacto del movimiento, enterrando así bajo sus escombros a la mayoría de los habitantes, pero como estaban hechas de madera, muy dura además y muy bien encajada, poseen una gran elasticidad y resistieron muy bien a los movimientos” (6). 
La casa de mi bisabuela en el centro de Manta, de madera centenaria, resistió sin dificultad el terremoto de magnitud 7.8 del 16 de abril de 2016. Y seguramente resistiría uno de magnitud 8.8 como el que resistieron las casas de madera del año 1906, por las que salvaron la vida muchas personas. Lo mismo no puede decirse de tantas y tantas construcciones de cemento que resultaron “trampas mortales” para sus habitantes y causantes de centenas de muertos.

El shock del terremoto ha sido muy doloroso para el país, pero es también una oportunidad única para reconstruir la ciudad con el uso de materiales alternativos como la madera, más resistentes a los terremotos, más frescos y más atractivos para el turismo (7). Diario Expreso escribió, por ejemplo, sobre el posible uso de caña guadua en la reconstrucción. Su artículo destacó varios de los beneficios de la construcción con caña guadua (resistencia, durabilidad, aislante térmico, retardante del fuego) y describió como a raíz del terremoto “algunas viviendas de este material permanecían de pie al lado de otras de cemento que habían colapsado” (8).

Quien probablemente mejor ha difundido esta idea del uso de la caña es el arquitecto Eduardo McIntosh, citado en esta nota de diario Expreso. En su cuenta de Twitter ha expuesto varias de las ideas que podrían hacerse realidad:





Fuente: Twitter de Eduardo McIntosh. El "test sísmico" a la caña guadua puede observarse aquí.

Estas ideas no son necesariamente baratas de ejecutar; es claro, por supuesto, que libradas a su suerte, las personas preferirían reconstruir con cemento, por rapidez y abaratamiento de costos. Pero allí es donde el Estado debería intervenir con políticas públicas para incentivar las construcciones con madera, con bambú, con caña guadua, en particular, para las construcciones que se orientan a la prestación de servicios turísticos.

Bien se sabe que toda crisis es también oportunidad. En esta ocasión, una oportunidad para construir bien, respetando el derecho a la ciudad, con cuidado social y ambiental, así como con las medidas de seguridad necesarias para prevenir los daños de un próximo terremoto. Porque los terremotos son previsibles (en Ecuador sabemos que sucederán, porque estamos situados en el cinturón de fuego del Pacífico; lo que no sabemos es cuándo) y lo que debemos procurar es que nuestras construcciones sean resistentes a su impacto, porque la ciencia de la construcción nos faculta a ello. Como lo ha dicho Shigeru Ban, arquitecto ganador del premio Pritzker, “los terremotos no matan a la gente, sino los edificios mal construidos” (9).  

(1) "Debemos recordar que la zona de subducción ecuatoriana es la fuente de los sismos más grandes que se han registrado en el país, entre los que se puede mencionar al gran terremoto del 31 de enero de 1906 con una magnitud de 8.8 [...], al sismo del 14 de mayo de 1942 con una magnitud de 7.6, al sismo del 19 de enero de 1958 con una magnitud de 7.7 y al sismo del 12 de Diciembre [sic] con una magnitud de 8.2", al que debe sumársele los terremotos del 16 de abril de 2016, de magnitud 7.8 en la escala de Ritcher, v. 'Estudio sísimo de la zona de subducción frente a las costas de Manabí', Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, 10 de junio de 2011.
(2)A 105 años del terremoto y tsunami de Esmeraldas, ¿está Ecuador preparado para un evento similar?’, Instituto Geofísico, 31 de enero de 2011. La respuesta, cinco años después es clara: no lo está.
(3) Aún el día de hoy, consta en el top ten de los terremotos registrados de mayor magnitud a nivel mundial desde el año 1900: v. 'Magnitude 8 and Greater Earthquakes Since 1900', United States Geological Survey.
(5) 'Gran terremoto de Pelileo: 5 de agosto de 1949', Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, 5 de agosto de 2012. 
(7) 'Los desastres naturales tienen un efecto positivo sobre el turismo', Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional. 
(8) Nelson Tubay, 'La hora de la caña guadua', Diario Expreso, 30 de abril de 2016. A raíz del terremoto del 16 de abril se informó de varios edificios de madera que sobrevivieron intactos su impacto, aún estando en la zona crítica: v. ‘CanoaBeach Hotel, un refugio de madera que sigue en pie luego del terremoto’, Diario El universo, 22 de abril de 2016.
(9) Ibíd.

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