Es curioso el destino de
Quito: una ciudad que festeja una fecha de fundación española que no se
corresponde con la fecha real en que se la fundó (1) pero con el twist
adicional de que se celebra esta errada fecha de fundación pues así lo
incentivó la élite conservadora durante la década
de los cincuenta en asocio con una empresa de aguardiente (2).
El 6 de diciembre, en
realidad, no es ninguna fecha de fundación de San Francisco de Quito (no hay
historiador serio que sostenga esto) sino la fecha del inicio de la demolición
definitiva de la antigua ciudad indígena que estaba asentada en el territorio
que hoy ocupa Quito, para el asentamiento de una villa española previamente
fundada.
En resumen: un error
histórico, propiciado por el tufo aristocrático y el embrutecimiento del
alcohol, con un fin perverso.
(1)
Quito se festeja el 6 de diciembre, pero se la fundó el 28 de agosto, v.
‘Quito: la ciudad que no se fundó en diciembre’, Xavier Flores Aguirre, 5 de
enero de 2016. Guayaquil también se festeja en una fecha equivocada: el 25 de
julio (día del santo patrono de la ciudad, Santiago, el que se supone que es
“hermano” de Jesús –carnal, no bro)
cuando en realidad se la fundó el 15 de agosto. Cuando principió su gestión, el
alcalde Jaime Nebot declaró su intención de establecer la verdad histórica acerca
de la fundación de Guayaquil, e incluso formó el año 2002 una comisión para tal propósito, pero finalmente nada pasó. Este proyecto, como tantos otros propuestos
por el Municipio de Guayaquil, se lo abandonó.
(2) ‘Las fiestas de Quito fueron una imposición de la élite conservadora’ [Entrevista a
Manuel Espinosa Apolo], Diario El telégrafo, 6 de diciembre de 2015.
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