5 de diciembre de 2016

M. Yourcenar (o, ESTO ES UNA ENTREVISTA)

Cuando retomé mi blog, en noviembre de 2015, me propuse archivar en él mis ideas sobre una variedad de temas y, en particular, algunas fuentes de esas reflexiones: algunos textos o videos que me han servido para pensar los temas de mi interés o los que, simplemente, me han dado placer. Este es el caso de este par de videos de entrevistas a Marguerite Yourcenar.

Los otros días, encontré este video, subtitulado en francés, en el que Yourcenar (1903-1987) formula una crítica a cierto feminismo, que parece muy actual. Después de esa entrevista, llegué a esta otra que el año 1979 realizó Bernard Pivot a Yourcenar para Apostrophes, un clásico de la televisión francesa. Bernard Pivot fue un entrevistador famoso por prepararse de una manera exhaustiva para sus entrevistas (1). Se trata, entonces, de un entrevistador en las antípodas de los entrevistadores ecuatorianos, los que usualmente hacen gala de su escasa o nula preparación frente a sus entrevistados (2).

 
ESTO ES UNA ENTREVISTA.  

Apostrophes, conducido por Bernard Pivot, se mantuvo en la televisión francesa por 28 años, con unánime reconocimiento por la calidad de su conducción, pues trataba al espectador “como un adulto inteligente, aceptablemente cultivado y curioso” (3).

(1) Bernard Pivot leía entre 10 y 14 horas diarias en preparación para una entrevista. Una muestra de enorme respeto por sus entrevistados y por su público: “No había trucos, sino mucho trabajo. Yo me tiraba leyendo cada día entre 10 y 14 horas. Me leía todos los libros, completos, de cada autor que entrevistaba. Era un enorme esfuerzo de reflexión… También era muy importante tener claro que el autor era más importante que el presentador y que las respuestas eran más importantes que las preguntas” (‘Bernard Pivot: “Las familias se juntaban para ver mis programas de libros”’).
(2) Los otros días desayunaba con mi mamá en su casa, mientras escuchábamos una entrevista en Ecuavisa, conducida por Estéfani Espín. No recuerdo a quién entrevistaba, pero sí que le espetó algo así como “yo no he leído los documentos, pero…”, lo cual nos llamó doblemente la atención: primero, porque revela la escasa preparación de una de las entrevistadoras más relevantes de la pantalla ecuatoriana; segundo, porque lo naturaliza al punto de hacer gala de ello, como si no debiera ser distinto. Pero para que lo sea, eso requeriría un periodismo de calidad, el gran ausente de nuestra opinión pública.
(3) Martí, Octavio, ‘El señor de los libros se despide’, Diario El país (España), 30 de junio de 2001. Aquí, en TV, se parte del supuesto exactamente opuesto: se piensa que el gran público está compuesto por subnormales.

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