Quito gore

28 de enero de 2017


Lo Gore es la representación extrema y sangrienta de la violencia. Como aquella que se dio durante los asesinatos de Eloy Alfaro y de otros cinco liberales (Flavio Alvaro, Medardo Alfaro, Ulpiano Páez, Manuel Serrano y Luciano Coral) en la “Hoguera Bárbara” del 28 de enero de 1912.

 
Centrémonos en Eloy Alfaro (1842-1912). Fue el cochero del Palacio de Carondelet, José Cevallos, el que ultimó a Alfaro en su celda del panóptico (1). Una mezcla de pueblo canalla y de clerigalla sacó el cuerpo de Alfaro y lo arrastró por decenas de cuadras hasta llevarlo al parque El Ejido. En el camino, sus restos fueron vejados de manera brutal. Un fulano incluso cortó y prendió fuego a los genitales de Alfaro y los lanzó por los aires (2).

Esa tarde del domingo 28 de enero de 1912, San Francisco de Quito tuvo un espectáculo gore: cortó cabezas y genitales, agredió e incendió cuerpos humanos y se regodeó con la sangre y la muerte de los liberales. Su brutalidad cesó al caer la tarde, con los restos carbonizados e irreconocibles abandonados en El Ejido.

Conclusión

Quito tuvo su espectáculo gore masivo el domingo 28 de enero de 1912, con la unión macabra de la canalla y la clerigalla.

Y, además, Ecuador es aquel país en el cual tus huevos puede volar llameantes por los cielos tras haberte dado una muerte atroz, para unos años después elegirte como el mejor ecuatoriano de todos los tiempos.

(1) “Ocho individuos de los primeros que penetraron se dirigieron a las celdas del pabellón E, entre ellos el jefe de la cochera presidencial José Cevallos, quién preguntó al anciano caudillo: ‘¿Dónde están, viejo sinvergüenza, los millones que has robado?’, y sin esperar respuesta, le dio un barretazo que lo hizo rodar por el suelo y lo mató luego con un disparo de fusil en el ojo derecho”, v. ‘Los últimos días de Alfaro. Documentos para el debate’, Diario El comercio, Cuaderno 1, p. 12.
(2) Estando frente a la casa del Encargado del Poder, Carlos Freile Zaldumbide, “en medio del corto descanso alguien aprovechó para cortar los testículos a don Eloy, los roció de petróleo, les prendió fuego y los arrojó al aire para diversión de los muchachos presentes” (¡?), Ibíd., p. 14.

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