Jazmín y el subdesarrollo

7 de febrero de 2017

He aquí una definición del subdesarrollo:

“… cuando las primeras noticias sobre la epidemia del sida surgieron en los años ochenta, los habitantes de Nueva York y los de la ciudad de México tuvieron reacciones completamente distintas ante esta catástrofe. Los neoyorquinos, pragmáticos como siempre, optaron por el activismo político: formaron organizaciones como ACT UP, dedicadas a presionar al gobierno y a las compañías farmacéuticas, organizaron manifestaciones, tomaron las calles, crearon campañas de prevención y lograron cambiar las leyes en materia de salubridad. La ciudad de México, en cambio, no generó grupos de activistas ni marchas. Pero sí proliferaron las acciones simbólicas contra la enfermedad, como el nacimiento de un nuevo personaje en el mundo de la lucha libre: un nefasto luchador que se vestía siempre de negro, se cubría la cara con una máscara de calavera y se hacía llamar El Sida.”*

La eficacia de El Sida para el combate del sida era escasa. Algo análogo sucede con esta noticia de farándula que se publicó en la edición de ayer de diario Extra:

Diario Extra, edición del 6 de febrero del 2017, p. 23.

Que Jazmín se ponga un traje de baño cada vez que se le vuelva a inundar su casa en Los Samanes demuestra toda la buena onda de la intérprete manabita (“al mal tiempo le pondrá buena cara” se lee en el subtítulo), pero no sirve un carajo para resolver el problema de fondo. Lo que sí serviría es reclamarle al Municipio y a su concesionaria por las deficiencias en la prestación del servicio de alcantarillado.

‘La Tumbadora’ sabe que la inundación de su casa no fue por la culpa de sus vecinos (“los vecinos siempre están alerta y cuidan que las alcantarillas estén limpias para que el agua fluya”) y se manifiesta, entonces, confundida: “no comprende”, dice el anónimo redactor de esta jocosa noticia, “por qué se da este tipo de situaciones”. Y no es que no debería preocuparle: debido al aguacero del viernes 3 se le dañaron muebles y electrodomésticos.

El tren de ideas de ‘La Tumbadora’ debió ser: si mi casa se inunda y no fueron mis vecinos, entonces las autoridades, que están obligadas a prestarme un servicio eficaz y de responder por sus eventuales deficiencias, nos deben (a Jazmín y a sus vecinos) una explicación. Lo propio de una comunidad en procura de su desarrollo sería exigirle a las autoridades, entre todos los afectados y de una manera coordinada, un servicio de alcantarillado que realmente sirva. Organizarse y exigir mejoras, como hicieron en Nueva York cuando apareció la epidemia del sida. No ponerse un vestido de baño de azul.

Pero así es el subdesarrollo, y por eso aplaude sus miserias.

* Gallo, Rubén, ‘México D.F.: la ciudad y sus delirios’, en: Rubén Gallo (comp.), ‘México D.F.: Lecturas para paseantes’, Turner Publicaciones S.L., México D.F., 2007 [Primera edición: 2005], p. 25.

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