Mala estrategia

6 de marzo de 2017

En la guerra civil de 1895, el bando conservador se benefició de un refuerzo: la estatua de la Virgen del Quinche fue a la capital para detener el avance del indio Alfaro. El traslado ocurrió en junio de 1895. Esto se sumaba al valiosísimo aporte de las numerosas religiosas de clausura que seguían la recomendación del Arzobispo de Quito, Pedro Rafael González y Calisto, de rezar para sostener el gobierno del conservador Vicente Lucio Salazar: “Y conviene sobre manera que, mientras los defensores de nuestras instituciones políticas y religiosas empeñan el combate, nosotros ayudemos constantemente con nuestras oraciones”. O lo que es lo mismo: orar para impedir que el liberalismo triunfe (1).

El refuerzo

El general Eloy Alfaro entró en Quito el 4 de septiembre de 1895, después de vencer a las tropas conservadoras del general José María Sarasti en Chimbo y Gatazo. Con ello, partió en dos la historia del Ecuador. Y ni la oración de miles de católicas devotas, ni el apoyo físico de su súper-estatua, pudieron evitarlo.

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