La lucha por el patrimonio

9 de agosto de 2017


Hace un par de días, la periodista Blanca Moncada publicó un artículo en diario Expreso que tituló: “Coimas, cerveza, chuzos y orina”. En esa nota, denunciaba sustancialmente lo siguiente: a las 10 PM la protección pública (municipal) se retiraba del sector del cerro Santa Ana y dejaba su protección en manos de la seguridad privada. Entonces, a partir de las 10 PM, la seguridad privada (que ha sido corrupta: “Solo pasan a determinada hora y cobran”) tranza con algunos individuos para permitirles vender productos (“encebollado, jugos y hasta marihuana”) por fuera de la ley. La conclusión viene de una autoridad municipal: “Si los guardias hicieran su trabajo y no fueran corruptos, no habría informales allí” (1).

La Alcaldía de Guayaquil acusó recibo. Ayer publicó lo siguiente:

 

Lo que demuestra que si se la mosquea lo suficiente, la Alcaldía de Guayaquil reacciona. Miren lo que logró un artículo de prensa (2).

De importancia igual o mayor que el cuidado del cerro Santa Ana es cuidar los edificios patrimoniales del cantón Guayaquil. Esta obligación le corresponde a la Alcaldía de Guayaquil, pues desde el 3 de junio de 2015 esa es una de sus competencias.

Pero la Alcaldía de Guayaquil se ha probado no competente para asumir esta competencia. El caso de la caída de la cruz de la Catedral, a principios de año, fue un ejemplo de ello. La caída de una columna del edificio patrimonial de “La Casa del Cacao”, el día de ayer, es una voz de alerta sobre el estado deplorable de la conservación patrimonial a cargo de la Alcaldía.

Este desplome en “La Casa del Cacao” debería motivar una reacción en los guayaquileños a quienes sí nos preocupa el patrimonio de nuestra ciudad. Este artículo es un grano de arena que apunta a ese propósito. Hacen falta más opiniones, más plantones, más exigencias concretas a una Alcaldía que está en deuda, en este tema patrimonial y en tantos otros. Hay que exigirle las rectificaciones inmediatas de todas las maneras posibles y como lo dice la Alcaldía en su comunicado, “siempre conforme a la ley”.

Pero hay que hacerlo. Porque está demostrado que la Alcaldía de Guayaquil cuando se la mosquea lo suficiente, sí reacciona. Lo que hay que lograr, es que esta vez su respuesta sea para bien: para preocuparla e involucrarla en la conservación de nuestro patrimonio común.

(1) Lo dijo el vocero de la Policía Metropolitana, Roberto Viteri. Los guardias corruptos que permiten la venta de encebollado, cerveza y marihuana (trilogía muy, muy guayaca) en el cerro Santa Ana son los guardias contratados por la Fundación Siglo XXI para cuidarla. Con la Alcaldía, si no hace agua por un lado, la hace por el otro.
(2) Por supuesto, una reacción represiva está en el “ADN socialcristiano”. Si roban en el parque Centenario, ha llegado la hora de subir las rejas. En su lógica ochentera, esto es lo correcto (lo asombroso es que lo hagan pasar por un modelo de desarrollo).

1 comentarios:

Sarhajú dijo...

No soy guayaquileña (digo de nacimiento pero si de necesidad) pero me produce tristeza indignada esta noticia. Suelo ir por la ciudad observandola, hyay edificios realmente interesantes que dan cuenta del desarrollo de su arquitectura, pero siempre me preguntó hasta cuando estará la edificación en pie y lamento que la ciudad se va yendo de la memoria sin que establezca una politica de cuidado de sus edificios, que bien pudieron pensarse como un interesante corredor turistico que tanta falta le hace, contrario a esto me encontré hoy con que desapareció uno ubicado en la esquina noroeste de las calles Víctor Manuel Rendón y Boyacá en cada una de sus esquins habia inmuebles que datan de 1930 aproximadamente, uno un hotel de paso, otro una tienda vieja y gea y el tercero todavia funcional, al que me refiero era de construccion mixta u ahora hay un hotel semimoderno. La Casa del Cacao particularmente siempre consideré que debia ser un museo temático del cacao y el café. Es triste constatar el abandono municipal y el criterio comercial del turismo en manos de la Municipalidad, 30 años en el poder local y no construyeron nada serio como patrimonio urbano no turismo que no sea el local, baste ver Guayaquil mi destino, mirada localista para quien logra a vivir, pero no para enamorar al turista de su historia y tradiciones.