Paren de venir / ya váyanse

4 de agosto de 2017


Durante la Alcaldía socialcristiana de León Febres-Cordero, en 1994, el grupo argentino “The Sacados” puso una canción de moda:

 
Guayaquil es una ciudad tan noventera que el estribillo de esa canción de 1994 podría bien caracterizar a su escena musical actual de “celebridades” (hoy, año dosmilfuckingdiecisiete).

Por supuesto, la caracterizaría por razones distintas.

Paren de venir… todas esas “celebridades” que han venido al menos desde los años noventa (incluso desde los ochentas y setentas) y que han resultado imparables: siguen viniendo, no paran de venir a quemar sus últimos cartuchos en el puerto de Guayaquil. Si son salseros, vienen con financiamiento municipal a todas y cada una de las fiestas populares de los 25 de julio y 9 de octubre; para todo el resto de “geronto-celebridades”, la única explicación para su permanencia de varias décadas en cartelera es que no hay ilusiones ni presupuesto para proponer algo distinto a esta ciudad.

En general, se ha jugado sobre seguro: en la escena musical se ha apostado a lo que ha funcionado antes, porque las posibilidades para innovar son escasas y los impuestos (los del Municipio y el destinado a la Junta de Beneficencia de Guayaquil, específico para espectáculos públicos) son altos.

Por eso Guayaquil es una ciudad atascada en sus años noventa y tiene una Alcaldía marca PSC en plena sintonía con ese mood (established since 1992). Aquí se vende como moderno lo que ya pasó de moda, tanto en oferta musical como en administración de la ciudad. Y la gente lo sigue consumiendo, sin chistar ni cuestionarlo. Si acaso, lamentándose en voz baja.

Es por todos estos años de incesante noventerismo que se justifica el lema no oficial de Guayaquil durante su período socialcristiano: “Esto es lo que hay”. Es lo que hay en la “Capital Tropical del Conformismo” en que unos cuantos avivatos han convertido a Guayaquil.

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