2 de mayo de 2018

Nacer dos veces

En el muy agradable libro Alfredito, Alfredito de autoría del periodista argentino Jorge Barraza se recoge el episodio histórico de la clasificación del Perú al Mundial de México 1970 por su empate a dos en La Bombonera contra Argentina. Sucedió el 31 de agosto de 1969; los dos goles de la selección peruana fueron obra del puntero del Sport Boys, Oswaldo Cachito Ramírez.

En el artículo dedicado a esta gesta, Barraza describe dos escenas de gran caballerosidad, tal vez impensables al día de hoy. La primera, que en una premiación de la revista El Gráfico a fines de 1969, el seleccionado y capitán argentino, Silvio Marzolini, le entregó a Héctor Chumpitaz, capitán de la selección peruana, una distinción a la que acompañó de las siguientes palabras: “Perder la clasificación ante Perú fue una amargura muy grande, pero me considero un buen perdedor y creo que Perú nos eliminó bien. Por eso, al entregarle este trofeo a Chumpitaz, le deseo al equipo peruano la mejor de las suertes en México”.

En el mundo exitista del fútbol actual, “me considero un buen perdedor” es anatema.

El segundo episodio de caballerosidad fue la palinodia que motu propio escribió el periodista peruano Paco Landa, quien había escrito antes del partido de su selección: “Perú jugará con diez frente a Argentina; Didí decidió alinear a Ramírez”. Después de los dos goles de Cachito Ramírez y la clasificación gloriosa, Landa escribió una columna a la que tituló: “Perdona, Cachito”. Así empezaba: “¡Perdona “Cachito”! Perdona a nombre de quiénes no creíamos en tu efectividad. Yo también estuve entre ellos”. Y así concluía: “Arrollaste todo a tu paso y ni la matonería vestida de celeste y blanco fue suficiente freno a tu codicia. Todo lo desbordaste, todo sistema se vino abajo ante tu ímpetu. ¡Una vez más, perdona “Cachito”!”.

Al día de hoy, lo habitual es que los comentaristas deportivos digan cualquier huevada, con total impunidad, sin retractarse jamás. En Ecuador, esa es la norma.

Pero esas eran otras épocas. Y ese fue un partido especial. Tanto, que los goles del puntero del Sport Boys, Cachito Ramírez, “hicieron explotar de orgullo a una nación entera como nunca”, y para el mismo Cachito, ese día fue un parteaguas. Por eso, el artículo de Barraza se tituló “Nací dos veces en mi vida” y empieza con la voz en primera persona de Oswaldo Ramírez, Cachito, chalaco de nación: “Yo nací dos veces en mi vida: una el 28 de marzo de 1947 en el Callao, la otra el 31 de agosto del ‘69 en La Bombonera”. 

1 comentario:

  1. Primero reconoce el ejercito que cometio un error antes que un comentarista deportivo

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