Lo efímero (adiós a la SOT)

29 de septiembre de 2018


Antes de iniciar la investigación a la máxima autoridad de la Superintendencia de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión del Suelo, el Presidente del “Consejo transitorio” a cargo de su evaluación, Julio César Trujillo, ya insinuaba que su superintendente debía ser destituido. En una entrevista en diario El Comercio, ante la pregunta “¿Cuáles instituciones deben desaparecer?”, Trujillo puso de ejemplo, “el superintendente de Ordenamiento Territorial. Yo me pregunto, ¿qué hace el señor Cordero?”.

La Superintendencia de Ordenamiento Territorial y Uso y Gestión del Suelo tiene su sede en Cuenca (raro caso de descentralización) y es la última de las seis superintendencias del Estado ecuatoriano, creada por la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión del Suelo. Su primer superintendente, Fernando Cordero, fue posesionado por la Asamblea Nacional el 6 de julio de 2017.

El Pleno del “Consejo transitorio” empezó a investigar a la máxima autoridad de esta Superintendencia el 13 de junio de 2018. Fernando Cordero fue la última autoridad a la que el “Consejo transitorio” evaluó. Recibió la resolución de su destitución el 22 de agosto y el rechazo de su impugnación a esta resolución el 31 de agosto. El proceso de investigación y las dos instancias del juicio demoraron 79 días.

Ese mismo 31 de agosto que terminó las funciones del superintendente Cordero, el Pleno del “Consejo transitorio” designó como su reemplazo, en calidad de autoridad “encargada”, a Xavier Arboleda, quien unos días después se excusó de aceptar la designación, por lo que el Pleno lo reemplazó por otro “encargado”, Fabián Neira, el 6 de septiembre. Él sí aceptó posesionarse en las oficinas del Consejo transitorio y juró obediencia a sus órdenes, como buen “encargado”.

Para Trujillo, esta Superintendencia se ha creado para darle empleo a Fernando Cordero. Dadas las declaraciones del Notario Julio César, esta última resolución del 31 de agosto autoriza pensar en un pronto epitafio para la Superintendencia morlaca. Neira es menos un administrador que un verdugo.

Y por lo visto, parece que esta Superintendencia (made in 2017) está destinada a ser la más breve en la bárbara historia institucional del Estado ecuatoriano.

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