26 de diciembre de 2018

Alexander von Humboldt y el Chimborazo


Uno de los libros más interesantes que he leído en los últimos tiempos es ‘La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humboldt’, una biografía de este viajero y científico alemán cuya vida resultó marcada por el recorrido que hizo por el hemisferio Sur a inicios del siglo XIX.

La autora del libro, Andrea Wulf, considera a Humboldt como el “padre fundador” de la idea de ecosistema. En una época en que la ciencia insistía en la especialización de los saberes, Humboldt aspiraba a observar las conexiones entre las cosas. El momento cumbre de esta mente poderosa fue durante su escalada al Chimborazo, en compañía de Carlos Montúfar, Aimé Bonpland y José, su criado fiel (no olvidar: es un viaje de burgueses). En su ascenso a esta montaña el 23 de junio de 1802 llegaron a los 5.917 metros, una altitud nunca alcanzada ni siquiera por los primeros aeronautas en Europa. Fue allí, en las alturas del Chimborazo y pispeando el horizonte desde una altura jamás alcanzada por un ser humano antes, que Humboldt concibió el Naturgemälde.

Naturgemälde es “una palabra alemana intraducible que puede significar una ‘pintura de la naturaleza’ pero que al mismo tiempo entraña una sensación de unidad o integridad”. Fue allí, en las alturas del Chimborazo, donde todo lo que Humboldt había observado en su vida “encontró su lugar en el rompecabezas. La naturaleza, comprendió, era un entramado de vida y una fuerza global. Fue, como dijo después un colega, el primero que entendió que todo estaba entrelazado con ‘mil hilos’. Esta nueva noción de naturaleza iba a transformar la forma de entender el mundo”.

El Naturgemälde "con una sección transversal del Chimborazo, era una asombrosa imagen de la naturaleza como un entramado en el que todo estaba relacionado"
 
El 17 de febrero de 1803 Humboldt y su comitiva zarparon desde el puerto de Guayaquil con destino a México. Esta ciudad fue la última en la que Alexander von Humboldt estuvo en el hemisferio Sur. Cuando se alejaba de ella, Humboldt miraba por el telescopio y “veía que las constelaciones del cielo austral iban desapareciendo poco a poco”. Cruzó la línea imaginaria del ecuador el 26 de febrero de 1803. Nunca más (murió en Berlín, en 1859) volvió al hemisferio Sur.

Y nunca fue el mismo tras su visita, pues como lo destaca Andrea Wulf, “sobre todo, se iba de Guayaquil con una nueva visión de la naturaleza. En sus baúles iba el dibujo del Chimborazo, el Naturgemälde. Este dibujo y las ideas que lo habían inspirado cambiarían la percepción del mundo natural que iban a tener las generaciones futuras”.

Si rastreemos el origen del artículo de la Constitución del Ecuador por el cual se protege a la naturaleza, que es “donde se reproduce la vida”, el que primero formuló esa idea en términos científicos, fue el sabio alemán Alexander von Humboldt durante su ascenso al Chimborazo, esa montaña que es “en cierto modo” la más alta del mundo “porque su proximidad al ecuador hace que su pico sea el más alejado del centro de la Tierra”*.

* Todos las citas (salvo la noción de “padre fundador”, que está en el Epílogo del libro) están tomadas de los capítulos VI (“A través de los Andes”) y VII (“Chimborazo”) de: Wulf, Andrea, ‘La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humboldt’, Penguin Random House, Bogotá, 2016, pp. 107-128.

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