19 de abril de 2019

Arthur Schopenhauer, la raza blanca y el frío


Para los que celebran el orgullo de ser zapallentos, una crítica, cortesía del acerbo filósofo alemán Arthur Shopenhauer (1788-1860):

“Permítaseme exponer aquí, de pasada, mi creencia de que la piel blanca no es connatural al hombre, sino que éste tiene por naturaleza la piel negra o marrón, como nuestros antepasados, los habitantes de la India; que, por lo tanto, la naturaleza jamás dio a luz hombre blanco alguno; que la raza blanca, por mucho que se hable de ella, no existe; y que un hombre blanco no es más un hombre pálido. Forzado a emigrar al norte, donde sólo podía sobrevivir como las plantas exóticas y donde, al igual que éstas, necesitaba de un invernadero, el hombre, con el correr de los siglos, empalideció”*.

El hombre blanco como cara pálida: un ser empalidecido por el discutible mérito de haber padecido mucho frío durante muchas generaciones.

* Schopenhauer, Arthur, ‘El arte de insultar’ [Die Kunst zu beleidigen], Alianza editorial, Madrid, España, 2018 [Primera edición: 2005], p. 57. (Edición e introducción de Franco Volpi.)

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