Caretas

21 de abril de 2019


Se les han caído las caretas, se reboza el país de mediocridad y de injusticia. Esa es la plena. (Hay que hacer una mención especial para la basura en que se ha convertido María Paula Romo: si tuviera decencia, hace rato se hubiera botado de este basural.) Los que reemplazaron en el poder a Correa, con la excusa de perseguirlo, no lo han hecho mejor que él: no han avanzado el país, lo han retrocedido a los noventas, ochentas. Han resucitado a muertos como Juanita Vallejo, Marcelo Merlo y el “Notorious NCP” Julio César Trujillo, tremendo anciano decrépito que por decenas de años había dicho que era de respetar el Estado de Derecho para venir en el ocaso de su existencia a trapear con él, al mando de un Consejo Transitorio de notoria actuación inconstitucional.

Son tantas las cosas que este Gobierno ha hecho mal, pero lo más grave es el abandono de sus dos más importantes causas, las que pudieron hacer pensar a algunos imbéciles que a esta gente la animaba alguna aspiración noble. La primera, el abandono de la defensa del Estado de Derecho por la concentración de poder: estaba malo cuando Correa concentraba el poder, pero es de aplauso cuando el decrépito Trujillo lo hace. El segundo: la libertad de expresión es lo más sagrado, pero ya no. Dicen que Correa la censuraba, pero cuando lo hace el Gobierno del Señor Mojón en la Marea ya no pasa nada. Todas esas marionetas del sistema pagadas desde afuera (Fundamedios et al.), demuestran que son eso y poco más.

El caso de Ricardo Patiño pone en evidencia este segundo hecho. El dipsómano violento de Andrés Páez amenazó con “incendiar” Quito (una de las paradojas de la historia es que un serrano vocalice el sueño de muchos guayacos independistas to the extreme) pero eso era protegido por la libertad de expresión. Alfonso Pérez dijo que había que hacer con Correa lo que una masa enfurecida hizo con el bisabuelo de Andrés Páez, Ulpiano Páez: arrastrarlo por las calles y quemarlo en El Ejido. Con la variante de que había que introducirle en la lengua un anzuelo de pez espada (debe ser un aficionado a la pesca, este señor). Nadie se incomodó con eso, lo tomaron como ejercicios díscolos de la libertad de expresión.

Que es lo que eran. Ambas cosas son imbecilidades, pero no pasa nada. La democracia ecuatoriana (for whatever purpose is wrong) puede soportar estas imbecilidades, son casi su rutina de stand-up. Pero de repente se toma una frase dicha por Patiño en octubre y se la convierte en objeto de persecución política. Patiño dice en el video por el que se le imputa un delito cosas muy inferiores a las dichas por los serranos Páez y Pérez sobre Quito y Correa. Pero a él sí está bien perseguirlo, ¿no? No serán tan jueputas (o malitos, como dicen por allá).

Pero lo son. Y ponen al Estado a perseguir, a esa negrita que ganó el concurso de Fiscal con esa cifra de vergüenza, 10/20. Así la estrenan, pobre de ella. Si al escarnio de su selección tramposa se le añade la vergüenza de iniciar persecuciones tan palurdas, sólo un triste final puede esperarle a la Fiscal de Ébano. El mismo que al Gobierno de Moreno.

La historia se ocupará de este basural, que se apropió de causas nobles y de personas que se reputaban correctas (como Romo y el Notario Trujillo) y las tiró a la marchanta.

N. B.: Sobre el uso del término negrita”, es necesaria una aclaración.  

1 comentarios:

Carlos Martin dijo...

No pues Xavier ¿como va a ser ébano? Quien no llega ni a regalo de reyes para niños malcriados