Un día como hoy, 25
de mayo, del año 1.822 y a las 2 PM, se arrió de manera definitiva la bandera
española del Panecillo, la que había ondeado en el suelo quiteño desde 1.534
(casi 288 años). En su lugar, se izó el tricolor colombiano.
La “liberación” de
Quito del Reino de España no fue obra de quiteños. Como lo ha dicho claramente
Luciano Andrade Marín: “[los quiteños] quedaron postrados, desangrados y
sometidos al más riguroso dominio español; sin maneras ya de sacudirse de él por
sí mismos, sino esperando en la ayuda de alguien que los rescatara”*.
Y llegaron de afuera
a rescatarlos: los hacedores de la Batalla del Pichincha, en su grandísima mayoría, no fueron quiteños. La mayoría de las tropas no lo eran, como tampoco lo
fueron los firmantes del Acta que independizó a Quito de España (ellos fueron
un neogranadino –Morales- y un altoperuano –Santacruz), que tampoco lucharon
para darle la “independencia” a Quito (es decir, su auto-gobierno) sino para
someterla a un nuevo régimen político que ya estaba diseñado desde la
Constitución de Cúcuta, en cuyo diseño Quito no tuvo ni arte ni parte.
El 25 de mayo de 1822
marcó el inicio de un Quito colombiano por casi ocho años, hasta que en mayo de
1830 se fundó un independiente y disfuncional “Estado del Ecuador”.
*
Andrade Marín, Luciano, ‘El Ilustre
Ayuntamiento quiteño de 1820 y la gloriosa revolución de Guayaquil’, en:
Muñoz de Leoro, Mercedes (comp.), ‘Memorias
históricas de la biblioteca municipal González Suárez’, Editorial
Abya-Yala, Quito, 2003, p. 75.
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