28 de mayo de 2019

28 de mayo


Las morocheras”: así se las conoce de forma cariñosa (?) a las estudiantes del colegio “28 de Mayo”. ¿Por qué “28 de mayo”? Porque ese día, de 1944, buena gente de la ciudad de Guayaquil se fajó a balazos en conjunto con los milicos en contra de la policía, que entonces se llamaba “cuerpo de carabineros”.

La noche del 28 de mayo de 1944 se inició la insurrección y el ataque al “cuartel de los carabineros”, que quedaba donde hoy queda la Comisión de Tránsito, en la manzana comprendida entre las calles Chimborazo, Cuenca, Chile y Brasil. En esa época el edificio estaba construido, en parte, con cañas. Esto facilitó las cosas cuando, a la mañana siguiente, la multitud triunfante decidió quemarlo.

Uno de los insurgentes, el Capitán Sergio Enrique Girón, describió el valor de los hombres a su mando en la noche del 28 de mayo, tras ellos haberle escamoteado un cañón a su enemigo y empezar a dispararle con él:

“¡Fuego! El enemigo se tambalea, el fuego disminuye bajo nuestro ataque. Se suceden escenas heroicas de soldados y civiles. ¡Con estos hombres no se puede perder ningún combate! ¡Con este pueblo podemos reivindicar el honor nacional! Con estos hombres se puede vencer al despotismo con el mismo valor que podríamos vencer al invasor [N. del A.: el Perú]”*.

A la mañana siguiente en el cuartel policial se izó la bandera blanca. A las 07h05 los insurgentes entraron a él con afán incendiario: “En la esquina del piso alto que daba a las calles Chimborazo y Brasil, hicieron una pira de cuanto papel hallaron; el fuego tomó cuerpo, propagándose rápidamente hacia la calle Chile, destruyendo las viejas paredes de caña propicias a una fácil combustión”.

Una asombrosa consecuencia de la rendición de la policía en 1944 fue que Guayaquil se cuidó a sí misma por varios meses, como lo recordaba el historiador Elías Muñoz Vicuña:

“Como es sabido, universitarios guayaquileños formaron parte de las guardias de choque que participaron con las armas en la mano el 28 de Mayo de 1944 y, durante largos meses, cuidaron el orden de la ciudad, noche a noche, pues no había vigilancia policial en Guayaquil, por la destrucción del cuerpo de carabineros”.§

Sin policía, pero a salvo: un escenario impensable en el Guayaquil actual.

N.B.: El colegio de “las morocheras” recuerda esta fecha de violencia, piromanía y caos, en la que al final triunfó Velasco.

* Ogaz Arce, Leonardo, ‘¡Todo el poder a Velasco! La insurrección del 28 de Mayo de 1944’, Editorial Universitaria Abya Yala, Quito, 2015 [segunda edición], p. 119. La insurgencia de 1944 se organizó para derrocar al Presidente guayaquileño Carlos Arroyo del Río (lo que finalmente aconteció el 30 de mayo, cuando renunció a la Presidencia y buscó asilo en la Embajada de Colombia en Quito) en cuyo gobierno se cedió (en enero de 1942) la mitad del territorio nacional al Perú, tras la firma del Protocolo de Río de Janeiro.
Ibíd., p. 127.
§ Ibíd., p. 130.

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