Publicado en diario Expreso el 17 de marzo de 2023.
Cuando en 1830 se segregó el Distrito del Sur de la República de Colombia para conformar el Estado del Ecuador, su primer presidente, el general venezolano Juan José Flores, lo comisionó al teniente José María Urbina para justificar frente al general Simón Bolívar la novedad de la segregación del Sur. El Libertador respondió a Flores en una carta fechada 9 de noviembre de 1830, en la que insertó este vaticinio: “Esté V. cierto, mi querido General, que V. y esos Jefes del Norte van a ser echados de ese país”.
Casi quince años después, cuando el 6 de marzo de 1845 estalló en Guayaquil una revolución nacionalista para sacarlo a Flores de la Presidencia de la República que ejercía desde 1839, José María Urbina era coronel y Gobernador de la provincia de Manabí. Por el Pronunciamiento de Portoviejo del 17 de marzo de 1845, las fuerzas de Urbina plegaron a los revolucionarios. El 22 de marzo, lo recompensaron: Urbina fue ascendido a General.
Urbina, el hombre que le había transmitido a Bolívar la decisión de independizar el Sur, contribuyó a que el vaticinio de Bolívar se cumpla. Flores abandonó el Ecuador el 24 de junio de 1845.
El resto de años que Urbina y Flores compartieron en el planeta (un total de 19), ellos fueron enemigos. Urbina justificó su golpe de Estado en 1851 contra el presidente Diego Noboa (ungido, a su vez, por otro golpe de Estado en 1850) en el supuesto floreanismo del presidente. Urbina repelió con éxito a Flores en 1852, cuando Flores intentó una invasión por el Sur del Ecuador.
Pero finalmente Flores cumplió su anhelo de volver al Ecuador, cuando en 1860 lo convocó el guayaquileño Gabriel García Moreno para encabezar el ejército que debía eliminar a la facción guayaquileña de la disputa por el poder en una de las tantas guerras civiles de este país.
Y la eliminó, y Flores se convirtió en el Presidente de la Asamblea Constitucional de 1861. Ella nombró Presidente a García Moreno y aprobó la séptima Constitución del Estado (que duró ocho años y un período completo de gobierno) y entonces se volteó la tortilla: ahora era Urbina el exiliado que quería invadir el Ecuador y era Flores quien lo repelía.
En septiembre de 1864, fuerzas de Urbina invadieron por el Sur y Flores, todavía jefe militar pero ya muy disminuido en su salud, salió a enfrentarlas. Fueron sus últimos arrestos. Flores murió el 1 de octubre de 1864, abordo del vapor Smirk, en los alrededores de la isla Puná.
Urbina sobrevivió a Flores por muchos años. Y también pudo volver: tras el magnicidio de García Moreno en 1875, Urbina regresó al Ecuador a inicios de 1876 y luego apoyó el golpe de Estado del general Ignacio de Veintemilla, que empezó el 8 septiembre de 1876. Triunfó en la decisiva batalla de Galte y se convirtió en el Presidente de la Asamblea Constitucional de 1878. Ella nombró Presidente a Veintemilla y aprobó la novena Constitución (que duró seis años y un único período presidencial interrumpido por el auto-golpe de Estado del presidente).
Urbina fue un aliado del gobierno de Veintemilla, pero tras ese auto-golpe de Estado en marzo de 1882, se desilusionó y se retiró de la cosa pública.
José María Urbina murió en Guayaquil el 4 de septiembre de 1891.
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