Publicado en diario Expreso el viernes 14 de julio de 2023.
Hideyo Noguchi (1876-1928) fue un médico japonés a quien Guayaquil recuerda con gran cariño y una calle que nace en el centro y muere en El Oro. En esta ciudad, el japonés es el protagonista de una leyenda que le atribuye a él haber descubierto el agente causal de la fiebre amarilla, con ocasión de su visita a Guayaquil en 1918. Ese descubrimiento jamás ocurrió.
Noguchi era un científico reconocido y respetado cuando acometió la tarea de investigar sobre el agente causal de la fiebre amarilla (en su Japón natal, su imagen adorna el billete de 1.000 yenes). Cuando acudió a Guayaquil, lo hizo como parte de una primera misión que la Fundación Rockefeller envió en junio de 1918 y con el propósito de investigar sobre el agente causal de la fiebre amarilla. Una segunda misión, que llegó en noviembre de 1918 a cargo del doctor Michael Connor, se dedicó a implementar en Guayaquil, entre noviembre de 1918 y mayo de 1919, lo que tan bien había funcionado en otras partes de América: las medidas antilarvarias para prevenir la proliferación del mosquito Aedes Aegypti (el “odioso egipcio”). Como resultado de estas medidas, a Guayaquil se la declaró libre de la fiebre amarilla en mayo de 1920.
En todo caso, Noguchi realizó sus investigaciones en Guayaquil y pensó haber encontrado el agente causal de la fiebre amarilla. Aquí lo festejaron y lo agasajaron; le concedieron el título de doctor honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil y el gobierno nacional lo nombró Cirujano Mayor honorario en el grado de Coronel del Ejército. Frente a tanto entusiasmo, un estudio publicado en el Singapur Medical Journal el 2014 indicó que su hallazgo en Guayaquil le costó a Noguchi “duras críticas sobre su metodología, mala conservación de registros, exceso de confianza y prisa”, además de comentarios en torno a “realizar experimentos humanos poco éticos”.
La hipótesis que Noguchi precipitó en Guayaquil era que la fiebre amarilla era transmitida por una leptospira icteroides. Sobre esta hipótesis, Noguchi se animó a preparar una vacuna que la Fundación Rockefeller aprobó y distribuyó por el mundo hasta 1927, cuando de manera concluyente se probó que no servía para nada. Esto, por la obvia razón de que el origen de la fiebre amarilla no estaba en ninguna leptospira icteroides, sino en la transmisión de un virus por la picadura de la hembra del mosquito Aedes Aegypti.
El sudafricano Max Theiler elaboró en 1937 una vacuna que sí sirvió (y que se sigue usando hasta la fecha) y, por su contribución a la erradicación de la fiebre amarilla en el mundo, se le otorgó el premio Nobel de medicina en 1951.
Este triunfo del sudafricano ya no lo vio Noguchi. En 1928 él viajó a África occidental para continuar con sus investigaciones sobre el agente causal de la fiebre amarilla. En Acra (hoy, capital de Ghana) lo picó una hembra del mosquito Aedes Aegypti y contrajo el virus. Por esos días, Noguchi todavía pensaba que el agente causal era una leptospira, a la que por entonces ya llamaba leptospira interrogans.
Hideyo Noguchi murió en Acra el 21 de mayo de 1928, de la fiebre amarilla que contrajo en el curso de una investigación que resultó un error (vacuna incluida).
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