Publicado en diario Expreso el viernes 22 de septiembre de 2023.
En Europa, el año 1808, España fue tomada por la Francia de Napoleón Bonaparte, quien colocó a su hermano José como rey de España (José I). Esta ocupación provocó el inicio de la que en España se conoce como “Guerra de la independencia”. El 25 de mayo de 1808 apareció, en Asturias, una primera Junta, como una expresión de resistencia a la ocupación francesa. El ejemplo de la Junta de Asturias se multiplicó en la España peninsular.
Algunos territorios ultramarinos de España aprovecharon la oportunidad para constituir su Junta. La de Quito no fue la primera: en septiembre de 1808 se instaló una en Montevideo y en 1809 se instalaron otras en La Plata (en mayo) y en La Paz (en julio). En agosto de 1809 Quito hizo la suya. Su origen lo ha explicado bien el historiador Jaime E. Rodríguez: “Puesto que Quito era uno de los reinos del monarca tenía tanto derecho como Asturias para establecer una junta de gobierno”.
Con la instalación de la Junta de Quito se quiso imponer una primacía administrativa sobre las provincias vecinas de Popayán, Cuenca y Guayaquil. Quito quiso fungir como una capital de facto de todo el territorio, pues desde la Junta de Quito se ordenó la destitución de las autoridades de las provincias vecinas y se dispuso que se debía posesionar en ellas unas autoridades nombradas en Quito. La Junta de Quito envió sendos delegados para explicar los hechos en las provincias de Popayán, Cuenca y Guayaquil, pero ninguno de ellos fue bien recibido; también enviaron tropas, cuando se sintieron fuertes como para imponerse. Pero perdieron.
Entre agosto de 1809 y el agosto siguiente, las provincias vecinas le encajaron a Quito una paliza épica. Le tumbaron la Junta, recibió tropas de ocupación, juzgaron a sus líderes y, finalmente, el 2 de agosto de 1810, mataron a muchos de ellos y (algunos calculan) también a alrededor del 1% de la población de la ciudad. Su intento de primacía fue un fracaso.
Pasados veinte años (entre ellos, ocho en Colombia), en 1830, dos de las tres provincias que habían guerreado contra la Junta de Quito y su pretendida primacía de 1809 (Guayaquil y Cuenca, que durante los tiempos colombianos fueron “Departamento de Guayaquil” y “Departamento del Azuay”) decidieron unirse con la provincia de Quito (llamada por Colombia “Departamento del Ecuador”) para formar un nuevo Estado en Sudamérica. La secesión del “Distrito del Sur” de Colombia (compuesto por estos tres departamentos) empezó a conocerse, tras un Congreso Constituyente, como el “Estado del Ecuador”. Su primera Constitución rigió desde el 23 de septiembre de 1830.
Salvo por la provincia de Popayán, que se quedó en Colombia, la provincia de Quito pudo en 1830 hacer realidad su pretensión de 1809 de tener una primacía sobre las provincias vecinas. En esta ocasión, Quito se convirtió en la capital de jure del nuevo territorio, por disponerlo una norma considerada por Juan Larrea Holguín como la “de mayor duración hasta hoy en el país”.
El 21 de septiembre de 1830, el Congreso Constituyente reunido en Riobamba aprobó un decreto cuyo artículo primero prescribió: “La Capital del Estado Ecuatoriano será siempre é irrevocablemente la ciudad de Quito”.
Ahí fue cuando Quito ganó.
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