Publicado en diario Expreso el viernes 4 de octubre de 2024.
Entre el 9 de octubre de 1820 y el 13 de julio de 1822, Guayaquil vivió una forma de gobierno independiente y republicana. “Por Guayaquil independiente” es el indiscutible lema inscrito desde 1820 en nuestro escudo. El Guayaquil republicano, empero, merece unas precisiones.
Que Guayaquil haya sido una república fue consecuencia de nuestra independencia. Tras el 9 de octubre, toda vez que se rompió el vínculo con el Reino de España, se sustituyó a la monarquía (el gobierno de uno, el rey) por una república autogobernada.
Este autogobierno tomó forma con la reunión en Guayaquil de un Colegio Electoral integrado por representantes de 27 pueblos de la provincia (un territorio de alrededor de 50.000 kilómetros cuadrados; toda la Costa, menos Esmeraldas). Este órgano representativo, reunido entre el 8 y el 11 de noviembre de 1820, aprobó las normas (el Reglamento Provisorio de Gobierno, nuestra pequeña Constitución) para administrar el territorio de la Provincia Libre de Guayaquil. En estas normas se estableció una división de los poderes del Estado y se reguló una milicia para la liberación de los territorios vecinos, en su mayor parte todavía gobernados por España.
El Poder Ejecutivo era de carácter electivo y residió “en tres individuos elegidos por los Electores” (Art. 4). Para integrar la Junta de Gobierno que debió gobernar los destinos de la Provincia Libre de Guayaquil hasta la designación de sus reemplazos por la representación provincial, el Colegio Electoral designó a Rafael Ximena, Francisco María Roca y José Joaquín Olmedo.
El Poder Legislativo (la representación provincial) “se convocará por el Gobierno cada dos años en el mes de octubre, o antes si la necesidad lo exigiese” (Art. 19). El Poder Judicial se desarrolló en los artículos del 11 al 15 para administrar justicia “en lo civil y criminal” (Art. 11).
En 1820 ocurrió que un territorio de la América del Sur (uno más) rompió con la administración de la monarquía española para pasar a ser administrado, primero, por sus propias normas, con un régimen de separación de poderes y, segundo, por sus propias autoridades, de forma electiva y periódica. Con este antecedente, se debe concluir que Guayaquil, por la fuerza del 9 de octubre y, sobre todo, por el derecho del 8 de noviembre, se organizó como una república. Y subsistió como tal por casi dos años.
Guayaquil fue una república generosa y de carácter libertario. No buscó (como ocurrió en 1809) imponer una primacía de la provincia sobre las provincias vecinas. Por contraste, luchó por su independencia del Reino de España. Organizó una milicia (la “División Protectora de Quito”) y subió la montaña para combatir por la liberación de los quiteños. Hijos de esta ciudad pelearon en el volcán Pichincha, el 24 de mayo de 1822, para cumplir ese objetivo. En conjunto con otros americanos (y europeos), lo consiguieron.
El episodio del Guayaquil republicano concluyó el 13 de julio de 1822, cuando el Secretario del Presidente Simón Bolívar le comunicó a la Junta de Gobierno de Guayaquil que había cesado en sus funciones (1.300 soldados colombianos acantonados en la ciudad respaldaban esta idea). Unos días después, se anexionó la provincia a Colombia.
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