Para salvar el proyecto de Correa hay que salvar el proyecto de Correa.
Es decir, el proyecto que ayer encarnó Correa como presidente por diez años, para sostenerse en el tiempo, ahora requiere que Correa no intervenga. O que intervenga de una cierta manera.
Por intervenir, quiero decir: tuitear.
Y ello es así, por las siguientes tres razones:
La primera, porque las intervenciones de Correa son contraproducentes, pues alimentan el anticorreísmo. La segunda, porque las intervenciones de Correa distraen el foco de atención que debe estar sobre quien debería brillar en esta elección (porque lo que se quiere es la victoria en la segunda vuelta), la candidata Luisa González. La tercera, porque este cambio de conducta de Correa significa reconocer el paso del tiempo: las nuevas generaciones no conocen al Correa que gobernó, sino al Correa tuitero. Y a este último, lo perciben tóxico.
El problema de fondo es que Correa es un indomable que vive, como diría Les Luthiers, “atrapado por su pasado” (suéltalo pasado). Y la elección del 13 de abril es sobre el futuro. Así que está yendo a contramano y debería enderezar el rumbo.
Son dos opciones: la radical, que consiste en que Correa deje de tuitear (opción irreal), o la moderada, que consiste en que Correa tuitee con propósito (opción más o menos realista). Es decir, que al menos hasta el 14 de abril, antes de tuitear, Correa responda a las preguntas: ¿es esto acerca del pasado o de mi ego? ¿o esto que voy a tuitear sirve a la campaña de Luisa? Si la respuesta a la primera pregunta es Sí, no tuitea. Y si la respuesta es No, pero la respuesta a la segunda pregunta no es Sí, tampoco tuitea.
Mi sugerencia: la opción moderada, con mucha discusión de políticas públicas a implementar en un nuevo gobierno, con análisis de los programas de la candidata de su tienda política. Hablar del futuro, sin hablar (casi nada, lo mínimo indispensable) del pasado. Y nunca en tono de “se los dije”, porque eso aburre.
Ojalá el expresidente tenga la grandeza de aceptar una sugerencia de buena fe. Como decían las abuelas, “es por su propio bien”. Y el del Ecuador, también.
¿Podrá Correa ceder espacio ? ¿Podrá armarse un proyecto que aglutine a la izquierda, que sería lo deseable? Porque en un país que se ha polarizado en izquierda y derecha a partes iguales, debe pensarse en formarse un partido progresista que democráticamente sume a la reinstitucionalizacion del país. Lo que se juega es la democracia con contenido y quien propone un esqueleto. Ojalá se pueda ver más allá del deseo personal y logremos recuperar el País.
ResponderEliminarPienso q Ecuador no quiere a Correa ni a la izquierda y quiere vivir en paz con sus dólares en la mano no con billetes q no valen es un paso bien complicado pero lo vamos a ganar ,la derecha triunfará ,no a Venezuela no a Cuba no a los prófugos ,no a la izquierda sin futuro adiós al foro de Sao Paulo ,Ecuador libre y democratico
ResponderEliminarNO HAY CORREISMO SIN CORREA.
ResponderEliminarLos estregas políticos incluyendo los opositores le han medido su nivel de apoyo e influencia positiva y supera a todos los políticos actuales incluyendoel cartón. Eso en un proceso electoral es una ventaja.
Esa posición suya es la misma que tuvieron los aduladores de Moreno para justificar la traición y la entrega a la derecha.
Correa es un líder ÚNICO, un luchador incansable y su lucha es mantener el pensamiento político progresista q gobernó con éxito para lo cual propició nuevo cuadros jóvenes q hoy están en distintos funciones y hay muchos más.
Pero su lucha también es por reinvindicar su imagen y de los líderes perseguidos de la RC5 que trataron de asesinarles políticamente incluso pretendieron hacerlo físicamente como en los tiempos de Alfaro. En todo el Ecuador el voto por Luisa cerca de un 40% que es correista también por el lider q trabajó sin descanso. Se equivocan todos y Luisa ganará y Correa habrá también ganado y podrá estar tranquilo en su pasión qué es buscar el desarrollo de los países de América Latina en forma soberana sin tutelajes.
Buena reflexión, lamentablemente el proyecto de correa no admite otros protagonistas que opaquen su liderazgo
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