6 de octubre de 2010

Prometeo deportado

Asúntense y véanla: bien craneada, posi la actuación y muy decidora de ese plural y errático nosotros.


Cerró el dealer


Como sabiamente dijo Keith Richards: “I’ve never had a problem with drugs. I’ve had problems with the police” (también se queja Richards de la calidad). Cardoso plantea un escenario factible, Hidalgo un escenario ideal, ambos conscientes de que la llamada “Guerra contra las Drogas” no combate el crimen tanto como perpetra una prolongada y conveniente estupidez.

Tiririca & Tiko Tiko, al poder


Yo les tiré en su momento un cable, porque me gustan las causas perdidas (por eso la alegría de estar vivo) pero como era de esperarse no fue suficiente. Pero Brasil (país del futuro, argüió Zweig) nos prueba, porque triunfó Tiririca, que sí era posible, que todavía es posible: Tico Tico 2013.

5 de octubre de 2010

Cantinflas & Morden (goodfellas)



Este Cantinflas lanza la parrafada “[Correa] ha tomado medidas que no están conformes con lo que se entiende internacionalmente que es un comportamiento de una sociedad civil que está apoyando a la democracia", en vez de decir "[Correa] no ha tomado medidas que sirvan al liberalismo de mercado que beneficia a las empresas transnacionales" (1): le faltó a este Cantinflas (Adolfo Franco, se llama) la honestidad de la que se empacha Siobhan Morden, para quien las prácticas normales son el neocorporativismo y el carajazo. Cómicos y sinvergüenzas, goodfellas.


(1) Una atenuante para la torpeza de este sujeto es que debe tratarse de una de las cosas más jodidas el expresar de manera honesta un discurso tan excluyente.

2 de octubre de 2010

I love Pinochet


I love Pinochet es la versión audiovisual, concentrada y de fuente certera del libro El Dios de Pinochet, también de Marcela Said. (Hacia el final, coloreitor Phillips y la morocha de Chanel son la ornamental boludez en su punto). Por acá.

29 de septiembre de 2010

Racismo y taxismo


Coincidencias en Pascuales, ayer he empezado la lectura del libro Racismo y discurso en América latina cuyo coordinador fue el holandés Teun van Dijk (mucha e interesante información de este personaje, en su página web www.discursos.org) y me he encontrado, ayer, con este artículo de Felipe Burbano de Lara (una de las pocas personas que siempre vale leer en el periodismo de opinión local) y, hoy, con este artículo de Aníbal Bonilla, ambos, en buena medida, en sintonía con el discurso crítico que postula van Dijk. Tal parece que Rosita, la taxista, se las trae.


Como se las ha traído también el taxismo en clave blaugrana, que le pasó cuatro al coso amarillo que preside el inútil de Maruri. Nuevo papelón: Maruri es un animal de costumbres.

Final: dos vídeos de Teun van Dijk, right away y para bolear (a las 4:31 del primer video la enfocan a Nelsa Curbelo, ¿no?):


American Psychobolche


La pesadilla latinoamericanista ya está aquí.

28 de septiembre de 2010

Romper una canción (Vinagre y rosas)

Intenté agarrarle el gusto al último disco de Sabina vía intra-literaria: me conseguí Romper una canción, libro escrito por Benjamín Prado sobre el viaje literario de ambos el que, según Sabina, debía hacerse porque “yo vivo en una felicidad doméstica de la que es imposible sacar un verso; pero tú [Benjamín] estás hecho polvo, y eso es una mina. Te propongo aprovecharme de tus desgracias y que nos vayamos por ahí a escribir canciones contra tu ex novia”; ese “por ahí” se convirtió en Praga y ese libro que se escribió en su contratapa promete contar “esa aventura que fue puro rocanrol, llena de versos y versos tachados, chicas que vienen y que se van, viajes, música, alcohol, risas y, sobre todo, lleno de una amistad sin fronteras ni direcciones prohibidas”. Una promesa que, a pesar de cierta anecdótica gracia, retruécanos y humoradas, el libro termina por incumplir ampliamente.

Yo intuyo, de bote pronto, dos problemas en el Sabina actual: el afán de hacer caja y esa “felicidad doméstica”, que es la ausencia de calle y drogas en la lírica sabinera. El afán de hacer caja se nota en la inclusión en el disco de zanguangos tipo Pereza, pero mucho, mucho más grave, es la ausencia de calle y drogas (la que se ha lamentado por acá) que se nota en esa lírica tan apoltronada, de esquina con brandy y perro sabueso. Una lírica que se merece otro registro y no este pronto-a-convertirse en papelón. No se lo merece el viejo y puñetero Sabina.

Para precisar: en uno de esos hermosos libros que escribió mi casi tocayo Javier Menéndez Flores, se consigna la frase de Sabina que decía que el último disco de Manu Chau “apestaba a autocomplacencia”: botellita, porque no a otra cosa apesta este último disco de Martínez, así como el libro de Prado que intenta reivindicarlo y que sólo sirve para añadirle fetidez a lo que ya, curtido en aséptico tiramisú, muy mal olía.

Nota random de salida: mejor que Sabina se quite la careta y diga de manera directa lo que sus canciones dicen de manera sinuosa (con letras como “Tendrás sexo conmigo y después te echaré a la mierda”, “Si te dije que te quiero es porque estaba drogado”, “Puedes estar en mi cama, pero si quieres amor te puedes ir a la re puta que te parió”, “En los intervalos que hay entre nuestra actividad sexual me aburro mucho”, ja). O sea: mejor este Joaco que aquel Martínez y su partner-in-crime de autocomplacencia:

27 de septiembre de 2010

26 de septiembre de 2010

Mecánica nacional


Una versión mexicana (1971) de La autopista del Sur, de Cortázar: El laberinto de la soledad en clave de humor y aplanado en multitudinaria carretera.

25 de septiembre de 2010

Opus Dei, una cruzada silenciosa


Sostiene Volpi en El insomnio de Bolívar que es “imposible entender a América Latina sin la religión católica y sus vericuetos: su férrea moral y su hipocresía cotidiana; su vocación por los pobres y los indígenas y su cercanía con los ricos y los poderosos; su solidaridad con las víctimas y su complicidad con los torturadores; la educación que ofrece a sus élites y su rescate de los desheredados; sus lazos con la teología de la liberación y sus vínculos con los siniestros Legionarios de Cristo o el Opus Dei”. (En mi inventario de vicios no se cuenta la religión católica.) Sobre esta última institución, el Opus Dei, un documental ilustrativo a cargo de Marcela Said y Jean de Certeau, por acá.
(Me imagino a John Stuart Mill mirando el fragmento en que habla José Miguel Ibáñez, en el piso de la risa.)

24 de septiembre de 2010

El Dios de Pinochet




El Dios de Pinochet: un retrato de familia del “fascismo” iberoamericano. El libro es menos de lo que yo esperaba (tiene más de divulgación que de análisis profundo) y se le notan las costuras, pero resulta sumamente útil para documentar y atizar un justificado desprecio.

Nito en Guayaquil


Nito en Guayaquil, íntimo, sobrio y bien. Canción para mi muerte:

En la pequeña foto, con Nito y su facha de prócer.

22 de septiembre de 2010

El Gobierno del domingo (#?a)

Attention mesdames et messieurs, que no va a empezar el show del maestro rosarino, pero sí el Gobierno del domingo (#?a), por acá, acá et acá.

21 de septiembre de 2010

El Feo (Lupera se revolea unos mangos)


Fausto Lupera no es nuevo en este espacio: fue el primer galardonado en el ranquin de la infradotación, en el que ya Lupera exhibió su “mirada astuta”. La acuciosa investigación de xaflagcorp. (hice clic en unos pocos enlaces de The Clinic) permite revelarles que esa “mirada astuta” de Lupera, bajo la aparente influencia de objetos y/o sustancias, le ha servido ahora para revolearse unos mangos en una potonovela que nos conduce por los meandros morales e intelectuales de este personaje. Sin más preámbulo, algunas muestras del producto de su esforzado trabajo:






20 de septiembre de 2010

Mestre en Guayaquil



Out of fucking nowhere, el gran Robin de García en Guayaquil, jueves 23, Teatro Fedenador, 20h30 (Una entrevista a NM, en su última visita a Ecuador, por acá). Más datos, por acá.

19 de septiembre de 2010

Jazz en el Maac

Este fin de semana, en el MAAC Cine de Guayaquil se presentaron el viernes, el quinteto alemán Subtone y el sábado, el trío de Mario Canonge (él, francés de Martinica, en el piano, acompañado de Linley Marthe, de Islas Mauricio, en el bajo y del holandés Charles Sandjoe en la batería). Lo de Subtone, excelente; pero lo del personal Canonge, uffff, excepcional. Todo un lujo. Una entrevista a Canonge, acá, sendos vídeos a continuación:

18 de septiembre de 2010

Puerto Santa Ana vs. Vía Perimetral (primero, la gente)

Una nota que el jueves 16 publicó El Universo consignó el dato, referido por el Gobernador del Guayas, Roberto Cuero, de que en Puerto Santa Ana el Municipio de Guayaquil ha invertido 50 millones de dólares. Puerto Santa Ana es un fiasco que no se vende (al que ni siquiera sus administradores le respetan su grafía, para elevar el puntaje en el guatdefacómetro): Puerto Santa Ana es un capricho de yuppies para yuppies, financiado con dineros públicos. Allí viven, al día de hoy y dicho sea con generosidad, unas pocas decenas de personas; en los alrededores de la vía Perimetral, (mal)viven más de medio millón. Y sin embargo, en la vía Perimetral, a pesar de ser la vía más peligrosa de la ciudad y a pesar de que la CTG había advertido la necesidad de implementar pasos peatonales (y que su funcionario encargado de Obras Públicas, Jorge Berrezueta, había declarado que se analizaba incluirlos en los planes del 2010), el Municipio de Guayaquil no ha invertido en ese rubro ni un centavo. Recién ahora, espoleado por la tragedia ocurrida este 5 de setiembre, el Municipio incluirá en su próximo presupuesto la construcción de un paso peatonal y de otras medidas correlativas (semáforos con botoneras, por ejemplo) que si habría existido genuino interés en ese sector deberían haberse implementado hace ya mucho tiempo. Pero las personas que viven en los alrededores de la vía Perimetral (en cuya construcción estuvo involucrado, de manera polémica, el mismo Nebot) que son muchísimos (en una proporción aproximada de 1000 a 1 en relación con quienes viven en Puerto Santa Ana) no son yuppies (o pelucones, o de la argolla, etc.: en fin, que no son la “gente”, porque primero la gente, ¿se acuerdan?) y entonces no merecen, pobres, por pobres. Todo un modelo de desarrollo. Pfffff.

17 de septiembre de 2010

Sin códigos

Cómico ejemplo de lo que es no tenerlos, gracias a la muy bizarra Crónica TV:

15 de septiembre de 2010

Maruri es un champ


No, el champ al que hago referencia no es, por supuesto, aquel “elegante cadáver”: ese gil sólo colecciona derrotas y papelones, sinónimo de calamidad pública. El champ en cuestión es el jumento de la foto y su victoria se explica, en palabras de El Diario (“manabita de libre pensamiento”, como se autodenomina) de la siguiente manera: “Varios asnos fueron llevados ese día al concurso, muchos disfrazados con llamativos atuendos y luego que participaban de un desfile fueron los presentes quienes con su votación determinaron cuál de ellos fue de su agrado. Al poco rato se contabilizaron los votos y fue Maruri, el burro vestido con el uniforme de Barcelona, de propiedad de Rubén Moreira, quien ganó el concurso en forma mayoritaria”.

¡Enhorabuena!: al fin, Maruri vence en algo (aunque sea por interpuesto jumento, pero vamos, algo es algo): que se vaya entonces a montar a su homónimo vencedor a Pedernales y a encandilar a esa peluconada de orejas largas de por allá, ese sería un muy buen plan para este gil. O, en todo caso, un plan bastante mejor (porque cualquiera lo es, en realidad) que dirigir una institución deportiva para lo cual, ha sido muy evidente, el Maruri que ni siquiera es este jumento está sobradamente incapacitado.

13 de septiembre de 2010

A la Vera


“Todo el talento de ciertos hombres se reduce al arte de hacer creer que poseen todos aquellos talentos que no tienen”.

De pasadita, esta agudeza que Giovanni Papini consignó en su libro Exposición personal, la que me describe el talento de cierto “activista político” de reciente data cuyo efectismo cultivado en la pantalla (no dudo que, en alguna medida, meritorio en ese ámbito) provoca la ilusión de un talento político (ideológico y agonal) del que carece, al tiempo que oculta (aliados, financistas) que, a quienes componemos el público votante, nos interesa saber.

12 de septiembre de 2010

Random y literatura de fútbol


Un dato random sobre literatura de fútbol en esta ciudad: el libro Historias insólitas de los Mundiales de Fútbol, de autoría de Luciano Wernicke, puede encontrárselo a la venta en un local situado en “todo lo que es” la esquina de las calles Riobamba y Quisquís, en el mero centro de esta tropical ciudad. Lo random de esta nota que consigno es que dicho local lo vende entre champús y acondicionadores capilares, porque se trata de una peluquería sin nombre pero con todos sus juguetes: la silla clásica, los pósters ochenteros, el tricolor azul, rojo y blanco. Y este libro de fútbol de Wernicke (cuyo epígrafe es “podés hacer un gol y podés llevar tu nombre al cielo”) que empieza con referencias a Ts’uh Kúh y al Kennington Oval y que nos cuenta del primer mundial, entre otras cosas, sobre el Conte Verde, Andrés Mazzali, “haremos lo de siempre, ganarles a los argentinos”, Bosko Simonovic, Carlos Gardel, Alex Thépot, “Nolo” Ferreira, Fernando Paternoster, “Panchito” Varallo y el diagnóstico del Dr. Campisteguy, Jan Langenus, “Ganamos la copa porque pusimos más sangre” y nos lo cuenta bien, como nos cuenta también la historia del resto de certámenes (menos del último) en ese mismo tenor y con esa misma gracia, se lo vende, junto a textos de autoayuda, a sólo 10 mangos en el sitio antes indicado. No sé si el libro lo vendan en lugares más convencionales (librerías, digamos) ni a qué precio lo vendan si es que lo venden, pero el sólo hecho de comprarlo en una peluquería, creo, is worth the trip!

7 de septiembre de 2010

Pega la vuelta

He vuelto. Ni yo para contarlo ni ustedes para saberlo, pero me he entretenido bastante en el ausente mientras. Este espacio será lo que yo quiera que sea y ahora mismo, pegada la vuelta, quiero que sea un lugar desde donde pueda escucharse al Instituto y a Los amigos. Luego veremos que pinta y mientras:


31 de marzo de 2010

Ciudadano regenerado, bis


Un perfecto complemento académico para la definición de “ciudadano regenerado” que acuñó José M. León:

“… por una parte, la creencia ciega en la autoridad y la obediencia celosa a los superiores y, por otra, el desprecio a los inferiores y la disposición a atacar a las personas que se consideran débiles y que se pueden aceptar socialmente como víctimas. Otros rasgos relevantes son la aguda sensibilidad por el poder, la rigidez y el conformismo. La personalidad autoritaria tiende a pensar en términos de poder, a reaccionar con gran intensidad ante todos los aspectos de la realidad que afectan (efectiva o imaginariamente) las relaciones de dominio; es intolerante frente a la ambigüedad, se refugia en un orden estructurado de manera elemental e inflexible, hace un uso marcado de estereotipos en su forma de pensar y de comportarse; es particularmente sensible al influjo de las fuerzas externas y tiende a aceptar supinamente todos los valores del grupo social al que pertenece”.

Esta es breve reseña del libro La personalidad autoritaria de Theodor W. Adorno et al.

P.S.- Y ya que estamos, agréguese: desprecian aquello que no entienden (llámese, en la coyuntura actual Fito Páez, por ejemplo) y encuentran poesía en “jalarle el pelo a una botella” de la Peste Guatemalteca. Sigh, vomito.

Palacio vs. de Bonald


En esta esquina, con una anteposición de odio que pretende justificar a posteriori con falacias baratas, el retador, Emilio “Canadá” Palacio. En esta otra esquina, con un pensamiento contrarrevolucionario, jerárquico y atrasapueblo, Louis “Vizconde” de Bonald. Suena la campana y empieza la pelea. Palacio le tira un gancho al hígado (quiere darle a de Bonald en un lugar que Palacio ha perdido debido a sus campañas de odio); éste se alcanza a proteger y le lanza un jab al mentón que manda a Palacio a la lona. El referee le cuenta al retador, no hasta diez, sino que su estúpida idea de que no exista ley de comunicación no se compadece ni con el propio lema del diario donde éste publica su recurrente ostentación de odio, escrito por el propio de Bonald. Leído que le fuera el lema aquel y ante la obnubilación de Palacio, el referee declara su derrota por K.O. y lo envía de vuelta a Canadá, donde según cuentan, se lo espera siempre con los brazos abiertos. (Fin del match.)

P.S.- Palacio, que según dicen ha actuado de manera similar a Ricky Martin, continúa un curso de terapia por correspondencia para superar el estercolero verbal que lo caracteriza.

30 de marzo de 2010

El vizconde de Bonald

En la voz autoritario del diccionario de Bobbio, Matteucci y Pasquino, me encontré esta perlita:


“El orden del pensamiento contrarrevolucionario es rigurosamente jerárquico. Como escribe el vizconde de Bonald (1754-1840), el poder del rey, absoluto e independiente de los hombres, es la causa; sus miembros (la nobleza), que ejecutan su voluntad, son el medio; la sociedad de los súbditos, que obedecen, el efecto”.


Mutatis mutandis (no hay que forzar demasiado la imaginación) todo un ideario para el diario aquel que tiene la cita del vizconde como lema.


P.S.- Un vizconde de Bonald con look que anticipa el punk (es como un Violencio Rivas decimonónico) se muestra satisfecho de las zanguangadas que se ejecutan en su nombre.

¿Qué es ser autoritario?


Carlos Vera se lo pregunta y ensaya, de inmediato y ante la prensa internacional, su vehemente respuesta: “¿Autoritario? Los Gobiernos autoritarios son firmes, verticales, duros y rígidos, pero dentro de la ley”. Ups, Wrong answer, Charlie. Ya la mera definición del diccionario de la RAE contradice al ex periodista, porque sostiene en la acepción correspondiente: “Dicho de un régimen o de una organización política: Que ejerce el poder sin limitaciones”, lo que, por supuesto, excluye cualquier sujeción a la ley. Más todavía, cualquier diccionario de teoría política desmiente semejante sandez (hágase random pick al respecto); tómese, por ejemplo, el de Borja, que sostiene en la voz correspondiente que esa palabra “denota la tendencia a imponer un poder abusivo e ilimitado en la sociedad” y lo asocia “con la arbitrariedad, la ilegitimidad y la antidemocracia”; o tómese el clásico diccionario de Bobbio, Matteuci y Pasquino, en cuya voz puede leerse lo siguiente: “… se habla de regímenes autoritarios para indicar toda la clase de regímenes antidemocráticos […] La oposición política es suprimida o invalidada; el pluralismo de los partidos, prohibido o reducido a un simulacro sin incidencia real; la autonomía de los demás grupos políticamente relevantes, destruida o tolerada mientras no perturbe la posición del jefe o de la élite gobernante”. Así, lo que para Carlos Vera está “dentro de la ley” debería asustar a cualquier mínimo demócrata.

La respuesta que ensayó Vera es útil para demostrarnos un par de cosas, ligadas entre sí: la primera, que tiene un escaso conocimiento de teoría política; la segunda, evidente consecuencia de lo primero, que el uso alegre de términos como “totalitarismo” o “dictadura” en sus discursos es producto de este escaso conocimiento de teoría política y de (acaso) una no menor cuota de endeble oportunismo retórico.

¿Totalitarismo? Pffff. Hannah Arendt, sacúdete en tu cripta.

Imagen: Hannah piensa: "Poor Charlie, you're in the oven"

28 de marzo de 2010

Lo social en la comunicación

La Constitución, en particular en sus artículos 16, 17, 18, 19 y 384 consagra los derechos a la comunicación, los que involucran el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la información, el acceso universal a las tecnologías de información y comunicación y la democratización de los medios de comunicación social. En el necesario desarrollo de esos derechos constitucionales se contienen las dos dimensiones del derecho a la libertad de expresión, las que deben desarrollárselas en la Ley de Comunicación que se debate en la Asamblea Nacional.


Me interesa referirme, en este artículo, a la dimensión social de la libertad de expresión, que es un concepto de radical importancia para otorgar contenido al desarrollo de esos derechos a los que hice referencia en el párrafo anterior. La dimensión social de la libertad de expresión implica el derecho de toda persona de recibir informaciones e ideas de toda índole. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su Opinión Consultiva OC/5 declaró que esta dimensión social de la libertad de expresión implica “un derecho colectivo a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno [y que] es, en fin, condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones, esté suficientemente informada. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es finalmente libre”.


Así, el objeto de la dimensión social de la libertad de expresión en una sociedad democrática es garantizarle a toda persona el derecho de informarse y de otorgarle las herramientas para participar en el debate de asuntos de interés público. Detrás de esta idea subyace el reconocimiento de que la libertad de expresión no debe circunscribirse al “libre mercado de ideas” (con lo cual se suelen privilegiar algunas voces y silenciar otras por razones propias del mercado –o sea, por razones de dinero e influencia- y ajenas, en consecuencia, al ejercicio de un derecho que, por sus propias características, es universal) sino que debe promover el “debate público robusto”, lo que implica la promoción de una amplia pluralidad de voces y de un debate crítico entre ellas. Para cumplir con este propósito de debate crítico, se requiere el desarrollo normativo de lo establecido en la Constitución, esto es, de los artículos 16, 17, 18, 19 y 384, lo que implica, entre otras cosas, la regulación administrativa del acceso universal a las tecnologías de la información y la comunicación, la creación y facilitación de los medios de comunicación, el acceso y el uso del espacio radioeléctrico, el acceso a bandas libres para la explotación de redes inalámbricas, el funcionamiento de las instituciones de regulación y de aplicación de las políticas de comunicación y la participación ciudadana en la comunicación.


En definitiva, el Estado debe intervenir con regulaciones específicas que promuevan el pluralismo y la diversidad, que son, como ha reconocido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, deberes del Estado “de particular importancia para el ejercicio pleno y universal del derecho a la libertad de expresión”. Tarea pendiente.

21 de marzo de 2010

El discurso ofensivo

Los periodistas suelen amparar sus dichos que pueden resultar hirientes u ofensivos a los funcionarios públicos en su derecho a la libertad de expresión y, valga precisar, tienen esos periodistas el pleno derecho de hacerlo y reivindicarlo. Pero al mismo tiempo, de acuerdo con ese mismísimo derecho a la libertad de expresión, cuando los funcionarios públicos critican desde el poder político a los periodistas en términos hirientes u ofensivos, éstos deberían ser tolerantes a la crítica y admitir, asimismo, el pleno derecho de los funcionarios públicos a criticarlos en esos términos hirientes u ofensivos. Procedo a desarrollar algunas ideas a este respecto.

Como marco general, el derecho a la libertad de expresión encuentra límites, en el orden internacional y constitucional, en la protección del derecho a la honra. Como marco específico, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que para el caso de “los funcionarios públicos, de los políticos e inclusive de los particulares que desarrollan actividades sometidas al escrutinio público”, tales personas “se ven sometidas a un mayor riesgo de sufrir críticas” que puedan herirlos u ofenderlos, lo que implica necesariamente que el umbral de protección del derecho a la honra de esas personas es mucho menor que el que tiene un ciudadano cualquiera.

Dicho en limpio, el discurso hiriente u ofensivo tienen obligación de tolerarlo tanto los funcionarios públicos como los periodistas. A mayor detalle, en el Caso Perozo y otros vs. Venezuela, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (la que para muchos de esos periodistas está muy bien para opinar en contra de Venezuela, valga precisarlo) sostuvo que “la importancia de los medios de comunicación y particularmente la labor de los periodistas, no implica una inmunidad con relación a las posibles críticas de la sociedad en general, incluyendo a los funcionarios públicos. Por el contrario, como vehículos de la comunicación social deben estar abiertos y mantener un margen de tolerancia frente al escrutinio público y crítica de los receptores de la información que difunden […] por ello, las críticas y calificaciones realizadas en este marco [de debate público] por funcionarios o por particulares deben ser toleradas en cuanto no conduzcan directamente a la violencia”, con base en lo cual, la Comisión consideró que declaraciones “chocantes, fuertes, ofensivas o carentes de prudencia” de funcionarios públicos hallaban amparo en la propia libertad de expresión que los periodistas invocan permanentemente para el desarrollo de su actividad.

Que en el debate público debería imperar la prudencia y el razonamiento ponderado es deseable y cierto, pero es cierto para ambos, tanto funcionarios como periodistas. Porque puestos a producir un discurso hiriente u ofensivo (un discurso, valga precisarlo, legítimo de acuerdo con los estándares de libertad de expresión) debe rechazarse el que uno (sea funcionario o periodista) pueda hacerlo pero que resienta el recibirlo. Eso es vulgar hipocresía. En el debate público, quienes formulan discursos hirientes u ofensivos se exponen a recibir lo mismo: no sean entonces cobardes y acepten el duro debate en los términos que lo proponen.

14 de marzo de 2010

Actualización de una crítica

En 1967, en su primer libro, Entre la ira y la esperanza, Agustín Cueva escribió sobre los periodistas de este país, bajo el título “Prensa y colonización”, lo siguiente:

“Para ellos, el mundo sigue siendo un cuadro en blanco y negro, con ‘buenos’ aquí, ‘malos’ allá, sin motivo, como en las películas de chullas y bandidos. Por demás está decir que los tales periodistas, están del lado del Bien, y que su ‘misión’ consiste entonces en redactar consejos píos […] la regla es que lo que ‘comentará’ nuestra prensa de cualquier suceso nacional o internacional, no sólo es previsible en cuanto al fondo se refiere (esto sería normal tratándose de una prensa de una orientación definida), sino también literalmente […] así reza el evangelio del día, que hay que defender nuestro sistema de vida… Le pagan para que escriba, para que sea fiel defensor del orden establecido”.

El miércoles pasado, mi colega de página, tocayo y amigo, Xavier Lasso, escribió, bajo el título, “A los insultos”, lo siguiente:

“No debaten, después de haber perdido casi toda perspectiva, están a la caza de palabras, de adjetivos. Lo único que quieren compartir es su vaciamiento. Así se han vuelto de derecha, de extrema derecha. (…) Da pena, vergüenza y hasta cierto malestar. Prevalidos de su posición, el privilegio de las columnas de opinión, han decidido no respetar nada. Se meten con todo, hasta con las cuestiones más íntimas, pero escasas las ideas. (…) Desde donde ahora opinan, percibiendo por lo menos los olores de la individual riqueza material, nos quieren convencer de que el Ecuador de ayer era mejor. Estábamos bien, dicen, hasta que llegó este y su manía de contestar. (…) Hoy con sus insultos hacen poco por la democracia que también se nutre de ideas. Los prejuicios crean ruido y en ese barullo mejor pesca el que todavía cuenta con ventajas materiales. Desde algunos medios asistimos a la defensa de esos privilegios”.

Podría decirse que lo que en Agustín Cueva era una crítica general al periodismo nacional, en Xavier Lasso es una crítica coyuntural al periodismo de opinión. Se percibe, sin embargo, que en este tránsito de lo general a lo particular existe un denominador común referido a lo maniqueo, prejuicioso y conservador que ha sido el periodismo que usualmente el Ecuador ha padecido, en el que los análisis políticos han solido reducirse a la ostentación de la desconfianza entre unos y otros proyectada hacia un futuro descrito en términos tan escépticos como sesgados. A esta crítica general que Cueva formuló, Lasso la actualizó y especificó, con su precisa descripción de la vehemencia que hurga adjetivos y pretende el insulto, al tiempo que carece de argumentos y de asomo de propuesta. Pero es que no pueden pedírsele argumentos y propuesta a esa exaltación continua de lo maniqueo, de lo prejuicioso y de lo conservador: es como pedirle peras al olmo. Y así lo seguirá siendo mientras muchos en el periodismo local sigan con la sonsa cantilena de culpar siempre a otros sin nunca hacerse cargo de sus miserias.

7 de marzo de 2010

Morales y la no discriminación


En el libro Derecho de Admisión. La igualdad y el principio de no-discriminación como reglas de interpretación para su ejercicio razonable, de autoría del argentino Pablo Slonimsqui, éste define el derecho de admisión como “la facultad que tienen tanto el Estado como los particulares para limitar o restringir el acceso o la permanencia de las personas a un determinado lugar, servicio, prestación, actividad o status jurídico”. Esta facultad de limitar o restringir el derecho de admisión encuentra lógicos límites, nos explica Slonimsqui, porque para que dicha limitación o restricción se la considere legítima “deberá cumplirse un estándar probatorio más elevado que el de la mera racionalidad, acreditando que el mismo es estrictamente necesario para el cumplimiento de un fin legítimo”.

Con este antecedente, la decisión que adoptó el directorio de Barcelona Sporting Club de limitar al periodista Carlos Víctor Morales su derecho de acceso al lugar de trabajo debe considerársela ilegítima y, en consecuencia, inconstitucional. Debe considerársela así, porque no se observa la poderosa racionalidad que fundamenta esta decisión (porque a ese estándar no asciende el que Morales haya hecho “continuos comentarios sin base y ofensivos a directivos y jugadores del club”) así como tampoco se observa que la decisión sea estrictamente necesaria, ni mucho menos, que la decisión cumpla un fin legítimo. Sobre esto último, porque es evidente que no puede considerarse como cumplidora de un fin legítimo a una decisión cuyo propósito más notorio es lesionar los derechos de Carlos Víctor Morales a expresarse y a trabajar.

El caso de Morales es interesante porque favorece la necesaria discusión sobre la obligación de respetar los derechos fundamentales en las relaciones entre particulares. Mucho se ha dicho sobre el que Barcelona es una institución privada que goza de la facultad, de acuerdo con sus propios estatutos, de tomar este tipo de decisiones y que no cabe objetarle nada al club si decide ejercer esta facultad. Esta idea de que no cabe formular objeción alguna es, sin embargo, falsa. Lo es, porque el respeto a los derechos fundamentales (un respeto que se traduce, en esencia, en la prohibición de discriminación) vincula también a “las personas privadas en sus relaciones con los demás individuos (efecto frente a terceros o Drittwirkung de los derechos fundamentales), en virtud de la configuración de la Constitución como norma suprema del ordenamiento”.

El directorio del Barcelona goza de la facultad de tomar un amplísimo elenco de decisiones administrativas, pero ese amplísimo elenco encuentra límites en la prohibición constitucional de discriminación. En el caso concreto, la decisión del club de concederle a Carlos Víctor Morales un trato diferenciado que carece de justificación en términos de racionalidad, necesidad y persecución de un fin legítimo convierten a esta decisión en un acto de discriminación y, en consecuencia, violatorio de la Constitución. Tiene Morales el derecho de reclamar al club la reparación económica y simbólica por el daño padecido; Barcelona Sporting Club, la posibilidad de reflexionar sobre sus actos.

Imagen: Tal parece que algo similar al ámbito eclesiástico sucede en los clubes deportivos.