La derecha anómala

24 de enero de 2010


La derecha rancia, esa que tenía sólidos vínculos con instituciones de cuño autoritario (la iglesia y los militares) está en decadencia. El espacio es breve para discutirlo pero, aún con marcadas excepciones e importantes matices, al día de hoy, la derecha pretende la defensa de sus intereses (económicos y empresariales) y de sus valores (estabilidad en la economía, orden en las calles, propiedad privada) en la arena electoral, cuando antes solía imponerlos con la fuerza de las armas.

La idea que quiero transmitir es que las estrategias de esta nueva derecha han obtenido réditos políticos en varios países, pero no en Ecuador. Las razones para esta “excepcionalidad” son varias (de índole personal –la personalidad de los candidatos-, de carácter social –la fractura social en el país y el fracaso de los partidos políticos-, de cultura política –la inoportuna plataforma política de un discurso de derechas-) y merecen explorarse con mucho mayor detalle. Quiero transmitir esta idea de la “excepcionalidad” del país a partir de dos “argumentos” que esa nueva derecha ha utilizado para promocionarse en la arena política y que en el país han fracasado (hasta el día de hoy) de manera rotunda: los “argumentos” del éxito empresarial del candidato y el de su vinculación oportunista con el fútbol.

En el primer rubro, los casos de los presidentes Elías Saca en El Salvador y Ricardo Martinelli en Panamá, la reciente elección de Sebastián Piñera en Chile, así como en Argentina las posibilidades presidenciales del legislador Francisco de Narváez y de Mauricio Macri, Jefe de Gobierno de Buenos Aires, son ejemplos de esta estrategia política de convertir en “buenos candidatos” a personas cuyos antecedentes se refieren al (en ocasiones, un discutible o sospechoso) “éxito” empresarial. En el caso de Ecuador, el empresario-candidato habitual ha sido la persona más adinerada del país, Álvaro Noboa, quien no ha hecho sino conocer la derrota en las elecciones presidenciales en cuatro ocasiones, con resultados cada vez más desalentadores: un claro lunar en el éxito electoral-empresarial de la región.

El segundo rubro se refiere al oportunismo de vincularse con equipos populares de fútbol para obtener el favor de las masas. Hay varios ejemplos de éxito: Silvio Berlusconi con el AC Milan italiano, Mauricio Macri con Boca Jrs. y Sebastián Piñera con Colo-Colo; nuevamente el caso ecuatoriano es notoria excepción. En una entrevista reciente el “patrón económico” (o sea, “El Patrón”) de Barcelona S.C., Fidel Egas, declaró: “Eduardo Maruri no estaba preparado para ser presidente de Barcelona. Lo hizo como deseo político”. Deseo político que, si cosecha éxitos deportivos, le habría reportado altísimas posibilidades de éxito electoral. Pero las desastrosas campañas de Barcelona, lejos de catapultar la incipiente carrera política de Maruri, lo han convertido (hasta la fecha) en un elegante cadáver. La experiencia indica que todos los que dirigen un equipo popular triunfan en política, menos Maruri: nuestro Macri es un fiasco. Y así también es nuestra derecha, tan mediocre y sin brújula, que no atina ninguna.

1 comentarios:

Francisco Franco Suárez dijo...

Sugiero leer el artículo de Henry Raad Antón sobre el caso Barcelona - Maruri - Fidel Egas. Es de una claridad meridiana.

http://www.desdemitrinchera.com/2010/01/27/barcelona-atrapado-y-sin-salida

Suscribo por completo la sentencia: "nuestro Macri es un fiasco". Y nuestra derecha también.