A prepararse, porque se vienen el 2016. Posiblemente, a largo plazo, tendrán nefastas consecuencias.
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El diario El universo
publicó una noticia con un titular preocupante: “Guayaquil, entre las 10
ciudades del mundo más vulnerables a inundaciones” (1). A pesar de que la noticia era preocupante, el diario en
cuestión no profundizó en esta información, ni ninguno de sus columnistas se
preocupó de opinar al respecto. De haber escrito algo, lo más seguro es que habrían
culpado a otro de esta vulnerabilidad de Guayaquil a las inundaciones. O mejor
dicho, se habrían limitado a seguir el libreto que la alcaldía de Guayaquil ha
diseñado para este tema.
La noticia de diario El
universo ubicó a Guayaquil como “la cuarta ciudad más vulnerable a
inundaciones, solo detrás de Guangzhou en China, además de Mumbai y Kolkata en
la India” (2). Con referencias a un
estudio que se publicó online en la
revista Nature en el mes de agosto
del 2013, el artículo responsabilizó de ello al “cambio climático combinado con
rápidos incrementos de población y de producción” y señaló que para el año 2050
existirá un incremento de nueve veces en el riesgo de inundación de las grandes
ciudades portuarias y que el costo de las inundaciones podría sumar USD $52.000
millones. El diario afirmó que dicho estudio identificaba a las 136 ciudades
costeras con mayores riesgos de inundación y mencionó once de ellas, pero no
incluyó a Guayaquil (mencionó cinco ciudades de Estados Unidos, dos del sur de
China, dos de Japón, una de Canadá y una de la India). Al final de la noticia,
se cita a uno de los cinco autores del artículo, Robert Nicholls:
“Este trabajo muestra que
el riesgo de inundaciones está aumentando en las ciudades costeras a nivel
mundial debido a una serie de factores, incluyendo la subida del nivel del mar.
Por lo tanto, hay una necesidad urgente
de empezar a planificar la forma de gestionar los riesgos de inundación
desde ahora”.
Salvo la cita del profesor
de ingeniería de costas de la Universidad de Southampton, Robert Nicholls, el
resto del artículo es un desastre. Una evidencia de la pésima compresión lectora
de quien lo redactó.
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El estudio al que hace
referencia la noticia de diario El universo se titula “Future flood losses in major coastal cities” [“Futuras pérdidas por
inundación en las grandes ciudades costeras”], de autoría de cinco académicos (3). A diferencia de lo expuesto por el
diario, este estudio no identifica a las 136 ciudades con un mayor riesgo de
inundación, sino que cuantifica “las pérdidas por inundación presentes y
futuras en las 136 ciudades costeras más grandes”. El objetivo del estudio,
entonces, no es tanto las posibilidades de riesgo de inundación, sino la
estimación probable de las pérdidas por causa de las inundaciones. El estudio
indica que las pérdidas el año 2005 fueron de USD 6.000 millones y que podrían
incrementarse a USD 52.000 millones el año 2050, “con solo el cambio
socio-económico proyectado” pues si se a ello se añade la inoperancia en la
adopción de las medidas de “adaptación” las pérdidas globales podrían
incrementarse a USD 1.000.000 de millones.
Esta precisión es clave, pero el diario omitió mencionarla cuando hizo
referencia a las cifras del estudio.
Porque lo relevante del
estudio es la proyección de escenarios para evaluar las probables pérdidas
futuras de las ciudades. Su propósito es identificar las ciudades “donde el más
alto incremento en pérdidas puede esperarse”. Para ello, lo primero es identificar
las pérdidas en el 2005. Para este propósito, el artículo usa dos “diferentes
métricas de vulnerabilidad”, representadas en la “Tabla 1”. En la columna izquierda,
se muestra una clasificación del promedio de pérdidas económicas anuales (AAL –“Average
Annual Losses”) de las grandes ciudades costeras, tomando en cuenta todas las
posibles inundaciones y la protección existente. En la columna derecha, la clasificación
se construye de acuerdo con la “vulnerabilidad relativa” de las ciudades, esto
es, el porcentaje de pérdidas económicas anuales (AAL) en relación con el
producto interno bruto de la ciudad. Este porcentaje representa “la parte de
los gastos económicos de la ciudad que debería ahorrarse anualmente para pagar
las futuras pérdidas por inundaciones”.
En la columna izquierda de
la “Tabla 1”, la proyección a 100 años de las pérdidas económicas de la ciudad de
Guayaquil, calculadas a partir del año 2005, es de USD 3.687 millones. Esto
implica un promedio de pérdidas económicas anuales (siempre que se implementen mecanismos
de protección) de USD 98 millones. Esta clasificación ubica a Guayaquil en el
puesto 15 de 136 ciudades costeras en el mundo. En la columna derecha, se
presenta el cálculo de esas pérdidas económicas de conformidad con el
porcentaje que representan del producto interno bruto de la ciudad. En esta
clasificación, el 0.95% de Guayaquil la hace ocupar el tercer puesto entre 136
ciudades costeras, solo por detrás de Cantón (1.32%) y de Nueva Orleáns
(1.21%). Es decir, desde hace diez años el gobierno de Guayaquil debería haber
empezado el ahorro de casi el 1% de su presupuesto anual para asumir las
futuras pérdidas por inundaciones. Por supuesto, la alcaldía de Guayaquil no ha hecho nada de eso (en este instructivo video,
quien fuera el autor líder del estudio, Stéphane Hallegatte, explica lo que
deben hacer las autoridades de las ciudades).
El estudio de Hallegatte
et al. expone en la “Tabla 2” una comparación de las 20 ciudades con las más
altas pérdidas para el año 2050 de acuerdo con dos escenarios: un escenario SEC (Socio-Economic Changes -“cambios
socio-económicos”) de sólo cambios socio-económicos (el único que pescó la
redacción de diario El universo) que se deriva de las estimaciones de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y de la Organización de las
Naciones Unidas y un escenario SLR-1
(Sea Level Rise-1 –“Cambios en el nivel del mar-1”) que involucra un escenario
optimista de incremento del nivel del mar en 20 centímetros y la adopción de
medidas de adaptación por parte de las ciudades para mantener las
probabilidades de inundación.
En el primer escenario,
Guayaquil tendría un promedio estimado de pérdidas anuales de USD 2.813
millones (el cuarto más alto del mundo, después de Cantón, Bombay y Shenzen);
en el segundo escenario, Guayaquil tendría un promedio estimado de pérdidas
anuales de 3.189 millones (de nuevo, el cuarto más alto del mundo, después de
Cantón, Bombay y Calcuta). Este escenario implica la existencia de cambios
socio-económicos (4), subsidencia (5), elevación del nivel del mar (en el
orden de los 20 centímetros, cálculo optimista) y la adaptación para mantener
las probabilidades de inundación (6).
En este segundo escenario, el incremento para Guayaquil en el promedio estimado
de pérdidas anuales es del 13% y el porcentaje que el promedio de pérdidas
anuales representa del producto interno bruto es del 1.08% (el tercero más alto
del mundo, después de Cantón y Nueva Orleáns).
Nótese que estas
proyecciones involucran la adaptación de las ciudades frente a las
probabilidades de inundación. El cálculo para Guayaquil es ya alarmante asumiendo que el gobierno de Guayaquil se
preocupa de realizar obras de adaptación.
El artículo es elocuente:
“En la ausencia de
adaptación, el impacto del cambio climático es mucho mayor que el efecto de
cambio socioeconómico. Estos números no deben considerárselos como
predicciones, pero sí como demostración
de la necesidad de adaptación, porque la inacción resultaría en pérdidas
inaceptablemente altas”.
Hasta el día de hoy, el
gobierno de Guayaquil ha optado por la “ausencia de adaptación” en razón de lo
cual el estimado promedio de pérdidas económicas anuales amenaza con ser más
alto que el proyectado para el año 2050 y, por ende, devendría “en pérdidas
inaceptablemente altas”. Una voz de alarma que una alcaldía inoperante y una
prensa lacaya no escuchan.
(2) Una
publicación en español debería utilizar las grafías en español de estas
ciudades: Cantón en vez de Guangzhou, Bombay en vez de Mumbai y Calcuta en vez
de Kolkata.
(3) El
artículo forma parte de una investigación en curso auspiciada por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus
siglas en inglés). El autor líder del estudio, Stéphane Hallegatte, es un economista sénior del Banco Mundial, cuyos intereses investigativos incluyen la economía ambiental, el manejo de riesgos, la adaptación frente al cambio climático, las políticas urbanas, las políticas para la mitigación del cambio climático y el crecimiento verde. Sobre el perfil de Hallegatte, v. The World Bank, Stéphane Hallegatte.
(4) Los
“cambios socio-económicos” son, en esencia, el incremento de la población y del
valor de los terrenos.
(5) La
“subsidencia” es el hundimiento progresivo de la superficie del terreno, a
resultas de lo cual el nivel del mar sube. De las veinte ciudades en la
clasificación de la “Tabla 2”, once de ellas sufren de subsidencia: Cantón,
Calcuta, Guayaquil, Ciudad Ho Chi Mihn, Nueva Orleáns, Yakarta, Chennai,
Bangkok, Xiamen y Nagoya. Guayaquil es la única ciudad iberoamericana en este
ranquin y uno de las dos ciudades americanas, en conjunto con Nueva Orleáns. El
artículo señala, sin embargo, que la vulnerabilidad de Nueva Orleáns se ha
reducido debido a “las recientes inversiones post-Katrina” y es posible que se
reduzca aún más en el futuro.
(6) La
“adaptación” es el incremento de las defensas costeras contra las inundaciones
para “cancelar el impacto de los cambios ambientales” y para mantener (al
menos) las pérdidas económicas estabilizadas con relación a la riqueza local
(esto es, manteniendo las pérdidas agregadas en USD 52.000 millones: si no se
toman estas medidas, las pérdidas podrían ascender a USD 1.000.000 millones). Stéphane
Hallegatte refiere algunas medidas de adaptación que pueden conocerse en el
video que se cuelga en esta entrada. Las medidas de adaptación que la alcaldía
de Guayaquil puede aplicar se explorarán en una continuación de esta entrada.