Este es un diálogo sobre
una alfombra, en una película de culto [‘He peed on my rug’] (1):
DONNY:
¿Qué daba ambiente a la habitación, Dude?
WALTER:
¿Estabas escuchando la historia, Donny?
DONNY:
¿Qué –
WALTER:
¿Estabas escuchando la historia del Dude?
DONNY:
Estaba jugando bolos.
WALTER:
No tienes marco de referencia, Donny. Eres como un niño que aparece en medio de
una película y se pregunta –
En Guayaquil hay dos
alfombras: una, la alfombra debajo de la cual se esconde la basura de la
ciudad: la ineficacia en la gestión de obras y de servicios públicos (en
transporte público, en control ambiental y de edificaciones, en combatir la
desigualdad, entre otros), la notoria ausencia de planificación y el uso de los recursos públicos
para beneficiar a grupos económicos vinculados a la alcaldía (empresas constructoras, principalmente) (2).
La otra alfombra es la que permite que nada de esto se discuta con rigor y
profundidad: el periodismo guayaquileño, alfombra del poder municipal. Donny viene a ser
como la población de Guayaquil: no se entera de nada, es como un niño “que aparece
en medio de una película” y no entiende un carajo.
WALTER:
Esa alfombra realmente daba ambiente a la habitación, ¿no?
DUDE:
Fuckin’ A.
DONNY:
Y este tipo se orinó en ella.
Típico de Jaimito.
(1) El
guion de The Big Lebowski, en inglés.
(2) De
estos temas “debajo de la alfombra” he realizado varias entradas; puede
leérselas agrupadas bajo la etiqueta “Alcaldía de Guayaquil” de este blog.
Quiero no omitir una pequeña referencia a la desigualdad en Guayaquil. Primero,
que combatirla es un “buen negocio” (v. Xavier Vidal-Foch, ‘Desigualdad, un mal negocio’, Diario El país, 17 de agosto de 2016); segundo, que el alcalde Nebot,
en uso de ese cinismo impune que se
lo permite una sociedad civil dormida y un periodismo servil, afirma combatir
la desigualdad en la ciudad. Esto, dicho por aquel que ha condenado al abandono
a decenas de miles de personas por el pecado de vivir en extrema pobreza (“Yo
he tomado la decisión de que aquí no vamos a legalizar un terreno ni vamos a
poner una volqueta de cascajo ni un metro cuadrado de asfalto ni un metro de
tubería de alcantarillado de agua potable más allá de la Sergio Toral”), en lo
que se constituye como un puntal de la desigualdad estructural de la ciudad (‘Extrema y persistente desigualdad en Guayaquil’, Xavier Flores Aguirre, 13 de junio de
2016), resulta propio de un caradura. El cinismo de Nebot não tem fim.
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