Si asocian “hasta por las
orejas” con algo sexual, hay tabla.
Por pecadores.
Porque si hubieran leído a
los padres de la iglesia, gente que está en la jugada, sabrían que ese es un
asunto de estricta santidad:
“Per
aurem intrat Christus in Mariam” (1).
Traducción libre y
barrial: “Cristo le entró a María por la oreja”.
Por supuesto, semejante
frase carece de contenido sexual: “el oído de María no sería en este prodigioso
episodio un canal genésico por el cual habría pasado materialmente el
hálito/fluido fecundador de Dios Padre/Espíritu Santo ni, menos aún, el Verbo
divino encarnado en forma de embrión o feto, sino el canal acústico por el que
la Virgen recibió y aceptó de forma inmaterial la Palabra de Dios Padre proponiéndole
la concepción/encarnación de la Palabra (Verbo) de Dios Hijo en su vientre sin
desmedro de su virginidad”. ¡Cómo no?
(1).
(1)
Sobre las contribuciones de esta humorada a la historia del arte, v. Salvador
González, José María, ‘Per aurem intrat Christus in Mariam. Aproximación iconográfica a la conceptio per aurem en la pintura italiana del Trecento desde fuentes patrísticas y teológicas’, Ilu. Revista de Ciencias de las Religiones,
No. 20, 2015, pp. 193-230.
Demasiado bueno. ¡Saludos!
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