Los servicios de agua
potable y de alcantarillado sanitario son prestados por la empresa privada
Interagua, por concesión de la Alcaldía de Guayaquil hecha el año 2001.
Increíblemente, la
Alcaldía de Guayaquil conserva una imagen positiva en la prestación de los
servicios de agua potable y de alcantarillado sanitario (por decirlo de otro
modo, su responsabilidad política está intacta). Esto, aunque no solo que la
Alcaldía de Guayaquil ha incumplido con sus propios estándares de eficiencia,
sino que a observadores extranjeros independientes, como el periódico inglés The Guardian, les resulta evidente que
la prestación de estos servicios es insuficiente.
Se dará cuenta de lo dicho,
en los siguientes dos puntos:
Punto 1.-
El año 2011, el alcalde Jaime Nebot afirmó que a fines del año 2011 o a comienzos
del 2012, “todo Guayaquil tendrá el cien por ciento de agua potable” y que a
fines del 2013 o a inicios del 2014, “todos tendrán alcantarillado sanitario” (1).
Por supuesto, esto resultó una mentira.
En una entrevista años después de cumplido el plazo autoimpuesto, a fines del
2016, el alcalde Nebot admitió el incumplimiento de lo ofrecido, pues afirmó que
todavía “falta 1% para tener agua potable al 100 % por tubería y 7 ú 8 % para acabar
el alcantarillado sanitario” (2).
Punto 2.- El año
pasado, el diario inglés The Guardian
publicó una noticia sobre la prestación de los servicios de agua potable y de
alcantarillado sanitario en Guayaquil. Allí, la empresa Interagua explicó su modus operandi: “Los que no tienen
títulos legales no tienen derecho a recibir los servicios” (3).
Esta decisión hay que entenderla en el contexto de la
arbitraria decisión del alcalde Nebot de excluir de los servicios básicos a una
parte de su ciudad, ratificada por su Concejo Municipal compuesto de obedientes
alzamanos:
“Yo he tomado la decisión de que aquí no vamos a legalizar
un terreno ni vamos a poner una volqueta de cascajo ni un metro cuadrado de
asfalto ni un metro de tubería de alcantarillado de agua potable más allá de la
Sergio Toral” (4).
Así,
por una arbitrariedad del alcalde Jaime Nebot, decenas de miles de personas al
oeste de la ciudad fueron privadas de recibir los servicios de alcantarillado sanitario
y de agua potable (así como cualquier otro servicio de obligación municipal). De esta manera lo recogió The Guardian:
“[Interagua] no es responsable por el agua y el alcantarillado sanitario de los
muchos asentamientos informales de Guayaquil, dejando a muchos de sus
residentes más pobres sin cobertura” (5).
Conclusión
A
partir de la constatación hecha en el primer punto, se deduce que la gestión
concesionada por la Alcaldía de Guayaquil no es eficiente en la prestación de los
servicios de agua potable y de alcantarillado sanitario (pues se propone una
meta y no la cumple); a partir del segundo punto, se deduce que el Municipio no
tiene siquiera la intención de serlo. Su idea de desarrollo de Guayaquil incluye
algunos que ganan (los sectores vinculados a la construcción y las clases
medias en zonas regeneradas) y otros que pierden (los habitantes de las zonas
suburbanas y, de manera general, los más pobres). El resultado es que ni
excluyendo a decenas de miles de ciudadanos para acomodar sus cifras siempre
vagas, la Alcaldía de Guayaquil alcanza la meta que desde el 2011 había
anunciado.
Entonces,
¿por qué se puede creer que la Alcaldía de Guayaquil es “el gobierno local más
eficiente”, como lo dice el apartado “Visión” de su página web?
Esto tiene soundtrack |
Es
probable que se deba a la misma razón por la que en los Estados Unidos de
América se creen las mentiras del presidente Donald Trump, de acuerdo con
Stephen Fry: por el síndrome de Dünning-Kruger (6). Específicamente, la razón por la que decenas de miles de
personas creen que Guayaquil puede ser considerada una ciudad “eficiente”, es
porque existe en el guayaquileño de clase media una “ilusión de conocimiento”
acerca de su ciudad, cuando en realidad no tiene ni puta idea (7).
(1) ‘Nebot: "332 obras ejecuta el Municipio"’, Blog de la Alcaldía de Guayaquil, 7 de enero
de 2011.
(2) ‘Contacto Directo / Entrevista Jaime Nebot’, Ecuavisa, YouTube, 6 de diciembre de 2016,
min. 13:06-13:17”.
(3) Frederika
Whitehead, ‘Ecuadorians tired of waiting for a clean up of Guayaquil’s filthy waters’, The Guardian, 26 de mayo de 2016.
(4) ‘Acta de la Sesión Ordinaria del M. I. Concejo Cantonal de Guayaquil, celebrada el 07 deoctubre del año 2010’, Alcaldía de Guayaquil, p. 12. Sobre lo que esta exclusión significa, v. 'Extrema y persistente desigualdad en Guayaquil'.
(5) Frederika
Whitehead, Ibíd.
(6) Chris York, ‘Stephen Fry explains why people believe Donald Trump’, Huffington Post,
15 de mayo de 2017.
(7) No porque
sea congénitamente imbécil, por cierto. Esto sucede porque carece de elementos
para formarse otro criterio (It’s like a child, who wanders in the middle of a movie…). En Guayaquil, el
pensamiento hegemónico que se promueve y se permite en los medios de
comunicación locales sumisos al poder socialcristiano, es decididamente favorable
a esta tienda política y a su caudillo, Jaime Nebot. Tanto por lo que dicen,
pero principalmente (don’t fool
yourselves) por lo que se callan.
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