La Superintendencia de Control del Poder de Mercado es un órgano de la administración pública, sancionador, cuyo
propósito es buscar la eficiencia y la transparencia de los mercados del
Ecuador. Tiene sede, ¿cómo no?, en Quito. Emite resoluciones en las que sanciona
a empresas como El Rosado, Interagua y Nestlé, con multas
que pueden alcanzar los millones de dólares (a CONECEL le clavaron 82, por ejemplo) y con otras medidas correctivas.
El caso es que el 15 de
junio de 2017, esta Superintendencia dictó una resolución con la que obligó a
Nestlé a pagar 157.807,26 por concepto de multa y en la transcripción de esta
cifra escribió la palabra “Ciete”. Tanto fue el bochorno y la
desazón al interior de la Comisión de Resolución de Primera Instancia de la
Superintendencia, que este órgano volvió a reunirse cinco días después para
dictar una aclaración a su anterior resolución, en la que escuetamente advirtieron
que se había “deslizado un lapsus clavis” en la del 15, que
el guarismo al que se referían era, lógicamente, el “siete”.
Qué atentos. Aguante la
Súper.
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