Sí, no es lo mismo que una
victoria, pero mandar a callar a los emelecistas en su casa cuando iban a festejar un
triunfo en el último minuto con fuegos artificales es una exquisitez. Ayer Barcelona, Culebra Castillo mediante, se vistió de
aguafiestas en “Londres y General Gómez”. Y silenció a ese exultante
ambiente de Coquetería Extrema que se vivía entonces en el Capwell.
Y que no digan que no
tiene peso: siete fechas después, ya se verá cuánto pesa este punto que rescató
Barcelona y estos dos que se le escaparon a Emelec.
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