Tradicionalmente,
Barcelona Sporting Club fue un equipo de casaca amarilla con “vivos rojos”.
Originalmente, en 1925, año de su fundación, la camiseta del club fue fúnebre,
de negro entero. Pero de inmediato cambió y adoptó una camiseta amarilla con
rojo (“oro y grana”) con la que hizo historia por décadas. En los últimos años,
sin embargo, el distintivo color rojo se ha ido perdiendo (1).
Tomemos el ejemplo de un
día histórico para Barcelona: el 29 de abril de 1971, el día que “tuvo la
virtud de consolidar la idolatría de Barcelona” (2), cuando el sacerdote vasco Juan Manuel Bazurko anotó el gol que
le dio el triunfo por sobre el tricampeón vigente de la Copa Libertadores, Estudiantes
de la Plata, invicto en su cancha hasta ese día, en una gesta que se recuerda como
“La Hazaña de La Plata”. Ese día, el curita Bazurko vestía una casaca amarilla
con vivos rojos. Y era tanta la identificación con estos colores, que la
hinchada los enarboló apenas sellado el triunfo en La Plata,
“… de modo
espontáneo, la gente, armada de banderas
amarillo y rojo, empezaba un desfile en la principal arteria guayaquileña.
[…] En diez minutos, aproximadamente, miles de seguidores del Barcelona habían
cortado el tránsito.
Aquel 29
de abril entró justamente en la historia por el triunfo y por lo que este
generó, esa autoconvocatoria espontánea de un pueblo, cuando aún ni soñaba con
teléfonos celulares ni redes sociales.” (3)
(1) Desde
1992, que fue la primera temporada (desde el lejano 1926) en la que el club no
tenía una parte de su vestimenta de color rojo, en varias temporadas BSC ha
prescindido de este color. En los últimos años (v. aquí), el color rojo
ha sido reducido a una mínima expresión.
(2)
Esa es la opinión de Ricardo Vasconcellos, en: Barraza, Jorge, ‘Alfredito, Alfredito’, s/e, 2017, p. 36.
Este periodista sostiene allí mismo que: “Después de eso ya nadie discutió qué
equipo era el ídolo de nuestro fútbol”.
(3) Ibíd.,
p. 34.
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