15 de julio de 2018

Elegancia nivel Trobbiani


Hay jugadores que disputaron miles de minutos en los mundiales de fútbol y nunca ganaron un mundial. (Paolo Maldini, por ejemplo, disputó 2.217 minutos y se fue en blanco.) Hay otros con fortuna inmensa, tal como Marcelo Trobbiani (Casilda, 1955), que disputó menos de dos minutos de una final y fue campeón del mundo.

Pasó en la final de México 86, el partido iba 3 a 2, Argentina iba a campeonar y se jugaban ya los suplementarios. Trobbiani entró al cambio por Burruchaga, autor del último gol. Jugó apenas 88 segundos. 

Pero en la única que tocó, demostró el pedazo de crack que fue. El Diego cobró un tiro libre desde la banda izquierda con dirección a Trobbiani (o mejor dicho, al torso de Trobbiani), quien la amainó con el pecho y la dejó dormida a sus pies, de espaldas al arco alemán. Lo vinieron a encimar tres teutones enseguida…

¿Cómo resuelve un crack bajo presión? Pues con elegancia, siempre con elegancia. Este crack resolvió de taquito:


Trobbiani se la pasó con elegancia al Negro Enrique, que la pifió de manera vulgar (porque si jugando arriba tenía Argentina a Gabriel Omar Batistuta, ese animal del área, eso era gol).

Maradona supo aquilatar el crack que fue Marcelo Antonio Trobbiani, uno de sus aliados en México, uno de los 23 campeones argentinos del mundial ‘86: “la pisaba, la amasaba, ¡y marcaba! Aparte, un gran compañero, de esos que saben apoyar desde afuera de la cancha. Me lo demostró en Boca 81 y México 86” (‘Yo soy el Diego de la gente’, p. 168).

Palabra de D10S.  

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