En los primeros años de
nuestra historia republicana, el político azuayo Benigno Malo (1807-1870)
criticó la absurda sucesión de cartas constitucionales en los primeros años de
la República: “Siete constituciones en treinta años, es decir, una Constitución
cada tres años y tres meses”. Y explicó enseguida la causa de esta estúpida
abundancia: “Es muy clara: nuestras constituciones no han sido fruto de
estudios convencionales, sino el aborto improvisado de un partido vencedor en
las guerras civiles, el arma que una fracción afilaba para defenderse y herir a
sus futuros adversarios” (1).
Esto lo escribió ese oxímoron racista que fue Benigno Malo a inicios de los años sesenta del siglo XIX.
El promedio ha mejorado desde la Constitución de 1861, que motivó los dichos de
Malo. Basado en los cálculos del historiador Enrique Ayala Mora entre
1830 y 2012, el Ecuador ha tenido “una nueva Constitución cada nueve años como
promedio. Pero ese cálculo puede ser engañoso, pues si se considera que durante
las dictaduras no rigió un Estado de derecho […] el promedio de vigencia por
Constitución es de apenas siete años y unos meses” (2). Con otros seis años de estabilidad, el promedio ha mejorado un
poco, pues llega a los ocho años por Constitución.
Ha mejorado desde los
tiempos de Malo, sí, pero mal siempre nos ha ido. Hemos pasado de un promedio de
tres a ocho años de duración por Constitución, pero podemos aspirar, de acuerdo
con Ayala Mora, a tener “cierto récord, o al menos una mención especial, por la
perenne inestabilidad de los gobiernos, que se ha manifestado en toda nuestra
historia” (3).
Que yo sepa, en el número total
de Constituciones no tenemos rival en el mundo mundial. Bolivia sería nuestra única coteja, y tiene 17, tres menos
que nuestro desastre institucional.
(1) Arízaga
Vega, Rafael, ‘Las constituyentes’,
Editorial Fraga, Quito, 1998, p. 17. Es una mala idea hecha tradición.
(2)
Ayala Mora, Enrique, ‘Evolución
constitucional del Ecuador. Rasgos históricos’, Corporación Editora
Nacional, Quito, 2018 [Serie Estudios Jurídicos, Vol. 43], pp. 13-14.
(3) ‘Evolución…’, p. 14. Ayala Mora calculó
154 años de “vigencia constitucional” hasta 2012. Seis años y pico después,
serían 160 años, divididos para 20 constituciones: a 8 años por documento.
Cierto, si se ha fijado uno en eso. Pense que era muchos años mas, como 20.
ResponderEliminarUn desastre. Nunca mismo dejamos de ser una republica del babano, no?
Y los gringos con solo una, enmiendada, seguro, desde 1776!
Por cieto, para mi, el exito de los gringos era altamente circustancial. No es por nada que el puerto mas hacia el noreste es su ciudad mas grande. Por este podrian exportar toda su materia prima a Europa.
Como usted bien dijo, Guayaquil dio en ese entonces al lado equivocado.
Ahora nos beneficiariamos enseñando un poco de mandarin en ves de ingles, supongo.
Formidable, su inteligencia, le admiro.