Hay gente que tiene
convicciones profundas sobre lo que OTRAS personas tienen que hacer con su
cuerpo. Esas personas necesitan
calmarse.
Porque, en rigor, sus
convicciones profundas las deben limitar a SUS propios cuerpos. Si, por
ejemplo, alguna de ellas desea abortar, o no hacerlo, esa decisión es SUYA y
los demás (mucho menos a través de normativa punitiva) no deberían interferir
con esa decisión.
Esto, porque esas
convicciones profundas de los que sienten apasionadamente que tienen que
decidir por otros, no están pensadas para ayudar a otras personas, seamos
francos. Están allí para joderlas: es una forma de imponerse, de dominar, de controlarlas.
Me explico: si sus
convicciones profundas estuvieran atadas a una práctica consecuente con ellas,
tendría yo un concepto diferente. Pero el hecho cierto de que el fruto de
mantener su convicción profunda (punir el aborto, es decir, favorecer la
existencia de una vida más en este mundo prostituto y vano*) no impida que haya alrededor de 3.000 niños en orfanatos,
es ilustrativo de los límites de sus convicciones. Si fueran consecuentes, no
debería haber ni uno solo, muchos menos en las condiciones de dejadez y abandono en que viven.
Si las personas de
convicciones profundas, convencidas de que una vida debe “salvarse” y existir,
luego dejan que estas nuevas vidas vivan de forma miserable, es neta,
entiéndalo: no están haciendo nada bueno.
Están multiplicando la miseria y no preocupándose por hacerlo, porque lo que sí
hacen (porque son obedientes de una corporación gobernada por ancianos a los
que les pende un pene) es joder a una mujer a través de la imposición de un
dogma sostenido por estos ancianos. La movida tiene todo el tufo medieval y
macabro que es el Jean Naté de la Iglesia Católica, un monstruo anti-liberal
donde los haya.
Es decir, la mayoría de
los anti-abortistas por dogma católico lo son realmente para joder a otros, no
para ayudarlos (y mucho menos para ayudar a la vida que ellos dicen “salvar”).
Lo dicho al inicio,
entonces, reafirmado: necesitan ustedes
calmarse. Cambien el foco de sus manías y oriéntense, católicos, a la
devota oración: hablar con las paredes tiene la inmejorable ventaja de no
hacerle daño a nadie.
Y si no quieren abortar,
entonces no lo hagan. Actúen de acuerdo con su propia conciencia, y dejen que los demás
hagan lo mismo, que es de eso de lo que va la democracia, aunque les pese.
Enteramente de acuerdo. Es un ejercisio vanidoso de poder.
ResponderEliminarPorque Ellos tienen el poder, y porque Ellos dicen que las cosas deben ser asi.
Si no fuera estar en contra del aborto, seria cualquier otra tonteria para hacer sentir su peso.
Un dato: estudio por el Steven Levitt, autor de Freakonomics atribuye en parte la reducida delincuencia al final de los años '80 a Roe vs. Wade en el la decada de los '70.