Es notorio el contraste,
el doble rasero: Por una parte, la asambleísta Sofía Espín fue a una cárcel a
visitar a una detenida el 24 de septiembre de 2018 y por la imputación de que
en esa visita intentó “influir” en la persona que visitó para que declare de
una cierta manera en el juicio en el que la detenida estaba (y está todavía)
involucrada, se la destituyó de su curul de asambleísta y se la acusó
penalmente por “tráfico de influencias”. El argumento contra Espín fue un
supuesto combate de la corrupción, pues su visita a la detenida (autorizada
por las autoridades de la cárcel) fue un supuesto delito, acusación que
realmente es un adefesio. Hoy Sofía Espín se encuentra fuera del país.
Por otra parte, Elizabeth
Cabezas, la Presidenta de la Asamblea Nacional, fue captada en el momento en
que llamaba a una autoridad de la Función Ejecutiva (la Ministra del Interior
María Paula Romo) para que gestione los votos de la bancada socialcristiana, a
fin de evitar una investigación de corrupción relativa al Presidente Lenin
Moreno. Si los socialcristianos no eran llamados al orden por Romo, la cosa se
pudría: “Nos joden”, decía Cabezas en el audio.
Es decir, en el caso de
Cabezas, se para una votación sobre un tema de corrupción porque si no se
“joden”, por lo que debió intervenir la Ministra Romo (una expromesa de cambio
devenida en bulldog de la derecha
reaccionaria) y evitar in extremis
que todo se pudra.
Así, el “delito” por el
que se acusó a Espín fue visitar a una detenida y que ella diga que le dijeron
(algo totalmente subjetivo, es el jueguito del teléfono devenido en prueba
judicial) que la quisieron convencer para que no declare en contra de Rafael
Correa, pero no hubo ninguna consecuencia jurídica de este hecho (no produjo
ningún efecto en la realidad, no cambió la opinión del juez, ni de la testigo,
ni de nadie, fue palabrería pura). Lo hecho por Elizabeth Cabezas, en cambio,
sí tuvo consecuencias e influyó en un resultado concreto: evitó una
investigación de corrupción al Jefe de Estado y de Gobierno, el Señor Presidente
Mojón en la Marea. Esta consecuencia sí debería investigarse a fondo, o es que estamos
todos pintados.
Porque a una (a Espín) le
caen con todo, mientras que a otra (Cabezas) la dejan pasar de alivio, pues
hasta se ha dado el lujo de retrucar: ella dice que el audio no es el problema,
que el problema es que lo hayan obtenido pues se vive un “Estado de espionaje” (?). Nos toma el pelo,
y la gente, tan campante.
Verdad es que los
ecuatorianos, frente a las acciones de nuestra clase política, las más de las
veces parecemos, y en algunas hacemos gala de ser, un pelotón de cojudos
pintados en la pared.
Mi respeto a este acertado artículo, engloba la realidad que se grabó en el salón, si la dejan pasar a esta longa como usted dice seriamos un pelotón de cojudos.........que esperan las autoridades de control que por oficio deben tomar cartas en el asunto. Vivimos en el país de Alicia (Cabezas). Gracias.
ResponderEliminarConcuerdo con cada palabra que ha escrito. Al respecto, en un comentario escribí: debe (Cabezas) creer que los ecuatorianos somos un conjunto de descerebrados, incapaces de entender nada de nada. ¿Acaso no se da cuenta que muchos escuchamos ese audio en tiempo real? Simplemente ella olvidó cerrar el micrófono y a eso le categotiza dentro de la nebulosa palabra: espionaje
ResponderEliminarLo dicho por Xavier es la verdad : yo nos ha visto la cara de «cojudos», eso, ya NO podemos permitirlo, pero hay una desidia y un quemeimportismo que avergüenza, especialmente de la juventud que poco o nada le importa lo que sucede en el país !
ResponderEliminar¡¡ Despierta Ecuador !!
Estimado Xavier muy inteligente comentario, tenemos que reaccionar y que nos dejen de ver la cara de cojudos.
ResponderEliminarMarcelo Patricio Silva Rosero