En Guayaquil, todavía es
común tomar un taxi y decirle al chófer, por ejemplo, que te lleve a las calles
Santa Elena y El Oro, y el taxista entenderá, sin necesidad de explicación
adicional, que el destino es Lorenzo de Garaycoa y El Oro.
Es la persistencia de una
costumbre ya centenaria. Según escribe Florencio Compte en “Nomenclatura de las calles de Guayaquil.
Diccionario Analítico” (p. 189) a esta calle desde 1887 se la llamó “Santa
Elena”, pero por Ordenanza Municipal del 26 de agosto de 1918 se cambió su
nombre a “Lorenzo de Garaycoa y Llaguno”, uno de los héroes de la independencia
política de Guayaquil y uno de los que acompañó a José de Villamil (a la sazón,
su cuñado) abordo de la goleta “Escobedo” (la antigua “Alcance” de propiedad de
Villamil) a informar al General San Martín que la plaza de Guayaquil era
independiente del dominio de España. Garaycoa participó en la Batalla del
Pichincha, en la que ascendió al rango de Coronel, y también en la Batalla de
Ayacucho de 9 de diciembre de 1824, tras la que se perdió para siempre la
América continental para España*.
El nombre de esta calle se
ratificó en los tiempos del Alcalde León Febres-Cordero, por Ordenanza del 3 de
octubre de 1996.
Pero no hubo caso. Esta
calle (que va desde Capitán Nájera al Norte hasta El Oro al Sur) sigue siendo
“Santa Elena” en la memoria popular. Cualquier taxista lo puede testimoniar.
*
Los últimos rescoldos se apagaron en enero de 1826 con la entrega del puerto
del Callao. En todo caso, fue la Batalla del Ayacucho el episodio que marcó la
derrota, tanto, que por años los hombres vinculados a la pérdida de la América
continental para España fueron llamados, de forma despectiva, “Ayacuchos”.
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