El Ejército ecuatoriano ha
remendado a nuestra democracia en varias ocasiones, desde que saltó a la
palestra por primera vez en 1925 cuando la llamada “Revolución Juliana”. Al año
siguiente, intervino de manera prosaica para colocar en el
poder a Isidro Ayora, a la sazón Rector de la Universidad Central (es decir,
los militares ungieron a este lojano como Dictador de la Patria).
El Ejército intervino de
forma decisiva en el primer derrocamiento de José María Velasco Ibarra
(1893-1979) en 1935*, así como para
designar a los jefes supremos, los militares Federico Páez en 1935 y Alberto
Enríquez en 1938.
Luego intervino con el
“Manchenazo” en 1947, una suerte de blooper
militar en la política ecuatoriana a fin de destituir nuevamente a Velasco
Ibarra. No hay dos sin tres, a Velasco Ibarra lo votaron otra vez el año 1961,
para que asuma su Vicepresidente, ese crack
llamado Carlos Julio Arosemena Monroy, una especie de Johan Cruyff de nuestra
política.
A Carlos Julio los milicos
se lo bajaron en 1963 en un Golpe de Estado que los encaramó de vuelta en el
poder, en este caso en forma de Junta Militar de Gobierno compuesta por cuatro
flacos: Ramón Castro, Luis Cabrera, Guillermo Freile y Marcos Gándara. Duraron
hasta 1966, que fue el año en que se presentó a la primera mascota de los
mundiales¶ y cuando los milicos le dieron paso al interinazgo del bueno de
Clemente Yerovi.
Luego triunfó una vez más
Velasco Ibarra (la quinta vez: su tercer período, de 1952 a 1956, fue el único
que pudo completar) y de nuevo los militares se lo bajaron. Eso sí: primero
Velasco Ibarra probó las mieles de la Dictadura que se le habían negado cuando
se “precipitó” en 1935: 35 años después lo logró y se declaró Dictador en 1970.
El original y auténtico "Bombita" Rodríguez, con su mirada de pícaro soñador. De Pujilí para el mundo. |
Ya en 1972, volvió un
clásico, en un episodio al que se recuerda como “El Carnavalazo”: un Golpe de Estado militar a Velasco Ibarra, quien ya estaba
haciéndola de anciano ñoño y quien sólo volvió a Quito a morir unos años
después, para poner en su reemplazo a ese simpatiquísimo general originario de
Pujilí, el auténtico “Bombita” Rodríguez. Los propios milicos se encargaron de bajárselo a
“Bombita” en 1976, para colocar en el poder a la última versión de los hombres
de uniforme que hemos tenido en el Ecuador: la conformada por el Consejo
Supremo de Gobierno, compuesto por el vicealmirante Alfredo Poveda, el general
Guillermo Durán y el general Luis Leoro, encargado de conducir al Ecuador de
vuelta a la democracia, lo que aunque tarde y mal (lo que en política equivale
a decir: muy ecuatorianamente)
finalmente hicieron en 1979. Y donde, a los tumbos, todavía nos hallamos, tres
caudillos guayacos (Assad Bucaram, León Febres-Cordero y Rafael Correa) y tres
golpes de Estado después.
Por cierto que los
militares han tenido participación en los tres golpes de Estado desde la vuelta
a la democracia: en la caída de Abdalá Bucaram en 1997 (donde brilló el general
Paquito Moncayo, fallido casi Alcalde de Quito en las recientes elecciones), en
la caída de Jamil Mahuad en 2000 y, finalmente, el broche de oro con el que han
cerrado sus ochenta años de una incidencia directa en los avatares patrios, cuando
la caída del Dictócrata Lucio
Gutiérrez el año 2005, él mismo un exmilitar y golpista fallido.
En resumen, han sido 80
años (1925-2005) en los que se han cosechado magros éxitos: nueve golpes de
Estado y rupturas institucionales después, el saldo es de escasas cosas
memorables como no sean unos dispersos proyectos de vivienda social, algunas leyes
agrarias y los triunfos de El Nacional. En todo caso, y tal vez por su
extracción usualmente popular, se podría decir de los militares que son los que
han sido los más “progresistas” de entre los gobernantes ecuatorianos, lo que
realmente habla horrores del egoísmo rapaz de nuestras élites civiles.§
Probablemente sabremos de los
militares de nuevo en este año 2019, porque tenemos a Mojón Moreno yéndose de bajada y sin frenos.
*
Movida que originó la archiconocida frase de Velasco Ibarra: “Me precipité sobre las bayonetas”. La historia de nuestro Ejército empieza en el siglo
XX, pues en el siglo XIX no existía propiamente un Ejército nacional.
¶ Mascota
del Mundial del ’66 en la Pérfida Albión: el León Willie.
§ Con
la excepción del Gobierno de Rafael Correa, de quien si algo hay que recuperar es
la inversión social y la preocupación (aunque muchas veces fallida) por mejorar
la situación de los más desaventajados de entre nosotros, totalmente ausente en
el desgobierno posterior a él así como en la miríada de gobiernos anteriores
(salvo intrascendentes chispazos, o unas figuras muy, muy lejanas).
Mojón Moreno jaja así pasará a la historia, y bien merecido...
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