4 de agosto de 2019

La Corte Constitucional, parcializada pero superviviente


El Dictamen No 2-19-IC/19 de la Corte Constitucional es un acto parcializado, impropio de un órgano de esta naturaleza.

¿De dónde surge esta interpretación? Pues de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en un caso ecuatoriano en que el entonces Tribunal Constitucional fue destituido por el entonces Congreso Nacional en violación de sus garantías judiciales y de la protección judicial (Caso del Tribunal Constitucional vs. Ecuador). En dicha sentencia del 28 de agosto de 2013 (es decir, hace poco menos de seis años) la Corte advirtió que “no revestía garantías suficientes de imparcialidad” el nuevo Tribunal Constitucional que había nombrado el Congreso Nacional…

“… si se tiene en cuenta que los nuevos miembros del Tribunal Constitucional poseían un interés directo en una eventual resolución desfavorable de toda acción o recurso relativo a los ceses […] del Tribunal Constitucional anterior, toda vez que una decisión favorable implicaría la automática invalidez de la designación de los nuevos miembros del Tribunal” (Párr. 235).

Mutatis mutandis, que es básicamente cambiar al órgano nominador (del arbitrario Congreso Nacional del 2004 al arbitrario y dictatorial Consejo Transitorio del 2018), la misma objeción se sostiene: la Corte Constitucional decidió sobre su Dictamen a fin de evitar que se discuta la invalidez de su designación, un hecho en el que la Corte tenía un claro interés y por el que actuó, de acuerdo con la Corte Interamericana, sin las “garantías suficientes de imparcialidad” que requiere un tribunal de su naturaleza.

Y es por eso, como lo he denunciado en otro post, que los jueces de la Corte Constitucional renunciaron a analizar el “debido proceso” en las evaluaciones del Consejo Transitorio, tal como lo había ordenado el pueblo ecuatoriano en el referéndum del 4 de febrero de 2018.

En resumen: Que, en la nueva Corte Constitucional, la falta de imparcialidad de su Dictamen pesó mucho menos que su afán de supervivencia. Esta es la política en estado puro.

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