Ayer nomás explicaba (cherchez
la femme!) la razón por la que un anodino Lenín Moreno pudo aparecer en la
historia ecuatoriana como un Presidente de la República elegido por la voluntad
del pueblo. Si miramos en retrospectiva, que Moreno haya obtenido 5’062.018 de
votos el 2017, es cosa de asombro. Luego uno se acuerda que su rival fue Lasso…
quien, por cierto, hoy es co-gobierno.
Lo cierto es que Lenín
Moreno está con nosotros, fue el Presidente elegido hasta el 2021. Cada vez la
gente lo quiere menos, pero allí está él. Y cada vez tiene menos margen de
maniobra, pero ahí sigue. Si él opta por un Decreto y el (ab)uso de la fuerza,
pierde frente a la resistencia popular. Si opta por la vía legislativa, también
pierde. No tiene ninguna capacidad para imponerse, ni tampoco la credibilidad
(ni el carisma) para negociar. El Estado se encuentra en una situación
económica insostenible, pero el Presidente está como ausente. Diciembre es
también una Caja de Pandora.
Así queda, reducido a su
mínima expresión: el porqué Moreno está todavía, es porque nadie más quisiera
ser él, enfrentando esta calma chicha…
Ya luego comerán su
carroña.
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