Publicado
en diario Expreso el 13 de mayo de 2022.
Entre mayo y septiembre
de 1830 existió un Estado en Sudamérica que se definió por un punto cardinal:
el Estado del Sur. Su opción por el Sur era una continuidad: por los últimos
siete años y más, el territorio que en 1830 fue el Estado del Sur había sido el
Distrito del Sur de la República de Colombia. Cuando este Distrito del Sur se
desmembró de la República de Colombia, dejó de ser un Distrito (una entidad
dependiente) para pasar a ser un Estado (una entidad autónoma), pero siendo
siempre el Sur de la República de Colombia.
El 13 de mayo de 1830 se
desmembró el Distrito del Sur. Esta transición a un Estado se realizó sin
efusión de sangre, fue apenas una mudanza administrativa. Quien ejercía como Prefecto
General del Distrito del Sur de la República de Colombia, el general venezolano
Juan José Flores, pasó a ejercer como Jefe de Administración del Estado del
Sur. Él nombró al venezolano Esteban Febres-Cordero como Secretario General de su
administración. Estos dos venezolanos firmaron el decreto de convocatoria a un Congreso
Constituyente, que debió reunirse el 10 de agosto de 1830.
Con cuatro días de
retraso, el 14 de agosto de 1830, dieciséis varones adinerados instalaron la
Convención Constituyente que originó a un Estado independiente del Ecuador que
todavía se sentía un Estado del Sur. El título del Acta del 14 de agosto fue:
‘Acta de Instalación del Congreso Constituyente del Estado del Sur de
Colombia’. Así empezó el general Flores su discurso de ese día: ‘Me congratulo
con el Sur y con vosotros por la instalación del Congreso, fuente de la
voluntad general y árbitro de los destinos del Estado’. Y así lo concluyó:
‘Conciudadanos: Mostraos dignos de representar al Sur. Dadnos un gobierno
querido de los pueblos y una constitución liberal.’
Menos de un mes
después, el 11 de septiembre de 1830 la Convención Constituyente aprobó una
‘Constitución del Estado del Ecuador’, Estado que se pensaba (ilusoriamente) como
la parte Sur de la República de Colombia. Así lo afirmaba su escudo de armas, pues
allí constaba la inscripción ‘El Ecuador en Colombia’. Este Estado del Ecuador
ni siquiera se pensaba como una República en sí misma: ese honor le
correspondía a la República de Colombia.
Según la Constitución
de 1830, el Estado del Ecuador debía acordar con los otros Estados que habían
sido los Distritos del Centro y del Norte de la República de Colombia la
conformación de una unión. Según su artículo 3, el Estado del Ecuador ‘concurrirá con igual representación a
la formación de un Colegio de Plenipotenciarios de todos los Estados, cuyo
objeto sea establecer el Gobierno general de la Nación y sus atribuciones, y
fijar por una ley fundamental los límites, mutuas obligaciones, derechos y
relaciones nacionales de todos los Estados de la Unión.’ Esto nunca ocurrió.
Por el contrario, a fines de 1834, los otros ‘Estados de la Unión’ le
impusieron al Ecuador una deuda exagerada por los gastos de las guerras de la independencia.
Recién en 1835, tras
una guerra civil entre las jefaturas supremas de la Costa y de la Sierra y una Convención
Constitucional, se abandonó la idea de ser el Sur de otro territorio mayor y el
Ecuador empezó a ser, formalmente, una República.
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