Este 24 de febrero, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó el informe Democracia y Derechos Humanos en Venezuela. El informe es, en resumen, crítico con la situación venezolana porque “identifica aspectos que restringen el pleno goce de los derechos humanos”. La CIDH, entre otros aspectos, reseña “cómo se ha impedido el goce efectivo de los derechos políticos en Venezuela” mediante, p. ej., “resoluciones administrativas de la Contraloría General del Estado”; señala “una preocupante tendencia a castigar, intimidar y agredir a personas a manera de represalia por haber hecho público su disenso”, mediante “actos de acoso y violencia provenientes de personas civiles que actúan al margen de la ley como grupos de choque” y mediante el sometimiento de más de 2200 personas “a procesos penales por hechos relacionados con su participación en las manifestaciones públicas”; advierte que en el ejercicio de la protesta pacífica “se producen con frecuencia violaciones a vida y a la integridad personal, que en muchos casos son consecuencia del uso excesivo de la fuerza estatal”; critica, en materia de libertad de expresión, “la suspensión de la transmisión de 32 radioemisoras”, la “existencia de casos de censura previa”, la existencia de las “figuras de desacato y vilipendio” que inhiben el ejercicio de este derecho. El informe de 326 páginas detalla éstas y otras graves violaciones a la democracia y los derechos humanos en ese país.
Pero de otro lado, en materia de derechos económicos, sociales y culturales, la CIDH reconoce “los logros del Estado” en términos de haber “alcanzado la alfabetización de la mayoría de la sociedad, la reducción de la pobreza y de la pobreza extrema, la ampliación de la cobertura en la salud a favor de los sectores más vulnerables, la disminución del desempleo, la reducción de la tasa de mortalidad infantil y el incremento en el acceso de los venezolanos a los servicios públicos básicos”. Venezuela registra “el coeficiente de Gini más bajo de América Latina” [este coeficiente mide la desigualdad] y “pasó de integrar el grupo de países con desarrollo humano medio en el 2008 a integrar el grupo de países con desarrollo humano alto en el 2009”, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Eso no justifica, ni mucho menos (yo suscribo esta crítica) que por “la realización de los derechos económicos, sociales y culturales […] se sacrifique la vigencia de otros derechos fundamentales”.
Ahora, una lectura honesta de este informe nos revela (a pesar del discurso alarmista de la oposición) muchas más diferencias que semejanzas con la situación política actual del Ecuador. Es curioso detalle, pero quienes mejor replican en Ecuador un aspecto de Venezuela son quienes hacen oposición, porque ambas han sido reactivas, dispersas, sin identidad ni proyecto a largo plazo, de pobre discurso y usualmente asociadas con rémoras de oprobioso pasado: han sido, sin duda, las mejores aliadas de sus Gobiernos centrales. Para peor, algunos en la oposición local promueven las mismas estrategias de revocatoria que fracasaron en Venezuela. Curioso detalle, mala tos.
P.S.- Ultrafunken un rato the venezuelan gozadera: