14 de octubre de 2016

ONU Hábitat: inicio desastroso

Hoy empezó la III Conferencia de ONU Hábitat en Quito. Una conferencia que se lleva a cabo cada veinte años (Vancouver 1976, Estambul 1996, Quito 2016), cuya relevancia es extraordinaria, pero cuya ejecución hoy ha sido paupérrima. En el primer día de inscripciones, Quito demostró no estar en capacidad de organizar un acto de esta envergadura.

La desorganización reinó: filas enormes que no mostraban ningún progreso por varias horas. Algunas autoridades laxas, que permitían que se salten la fila algunos “apadrinados”. Tarde se les ocurrió traer agua para refrescar a la gente del sol canicular que pegaba sobre nosotros por su incompetencia, pero no se les ocurrió traer donde recoger los desechos. Más tarde aún, recién llegaron las baterías sanitarias que envió el Municipio de Quito (¡en manos de estos incompetentes está el futuro de esta ciudad). 


La desorganización que produjo la incompetencia. Fuente.

Lo peor fue el trato de algunos funcionarios públicos, que decían tratar de ayudar. A una supuesta subsecretaria de turismo, que vino a portarse condescendiente para a la primera de recibir una queja, alzar la voz, se la mandó zumbando. Respetos guardan respetos: optó por retirarse antes de pasarlo mal esta fulana, tan rubia platino como completa inútil. Pero peor fue el caso de un imbécil de la “organización”, quien quiso poner orden a los gritos y que terminó por decir que “el que no quiera estar, que se vaya”. A ese cretino sí que le cayó su buena puteada. Obvio, su “plan” no prosperó. Una raya más al tigre. Toda la organización fue un gran fracaso, realmente.

Hoy sentí vergüenza ajena por mi país, que espero que sea pasajera. Ojalá se recupere.

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